lunes, 23 de octubre de 2017

Imperio Argentina... La inmortalidad (6ª parte)



A mediados de los años 50 regresa a España presentándose con gran éxito en el teatro Calderón de Madrid y más tarde en el Poliorama de Barcelona cantando "La violetera", lo que al parecer desagradó enormemente a la eximia Raquel Meller, creadora del célebre cuplé de Padilla, que tuvo palabra muy poco afortunadas hacia Imperio a pesar de la sincera admiración que esta le había procesado en su presentación en el teatro barcelonés. Durante su estancia en nuestro país vuelve a recibir diferentes ofertas cinematográficas, entre ellas la de protagonizar "El último cuplé" (1957) de Juan de Orduña, pero seguramente los honorarios de la estrella eran mayores de los que Orduña podía pagar, haciendo la fortuna de Sarita Montiel, que se convirtió en estrella de cine gracias a su participación en el filme. Entre los proyectos que se le ofrecen finalmente se decanta por la adaptación a la pantalla del serial radiofónico "Ama Rosa" dirigida en 1960 por el argentino León Klimovsky. Aunque la artista intentó dar una interpretación contenida en medio de aquel valle de lágrimas, verla dentro de aquel penoso folletín precursor de los culebrones televisivos supuso una triste reaparición para una figura que ya era considerada un mito de nuestro cine. 




Aquellos años le tocó sufrir el drama fuera de la pantalla al suicidarse en 1958 su hijo Florian, nacido de su matrimonio con Florian Rey, lo que sumió a la artista en una profunda depresión. No sería este el último revés trágico que le tocaría vivir en su vida personal, ya que en 1992 falleció víctima de un ataque al corazón su otra hija, Alejandra, con solo cuarenta y nueve años de edad. Algo de lo que Imperio no se recuperaría nunca.




Al comienzo de los años sesenta comenzaron a llegar los primeros y merecidos reconocimientos. En 1962 el festival de San Sebastián dentro de una retrospectiva dedicada a Florian Rey, proyectó los mejores títulos de su época dorada, siendo redescubierta por parte de la crítica joven que le tributaron un espontáneo homenaje nombrándola "la Cyd Charisse del cine español" en alusión a su importancia en el desarrollo y evolución del cine musical en nuestro país. Ya en calidad de estrella mítica realizó una pequeña colaboración en "Con el viento de solano" (1965) de Mario Camus interpretando el papel de la madre gitana del protagonista, Antonio Gades, con quién parece ser tuvo algunas desavenencias durante el rodaje. Convenientemente envejecida como correspondía a su personaje, una vez más hizo gala de su sensibilidad interpretativa, aunque parece ser que lo mejor de su intervención en la película se quedó en la sala de montaje.





En 1967 se presentó por primera vez en los escenarios españoles como protagonista de una obra teatral, la versión musical de la "Cándida" de Bernard Shaw rebautizada "Un sueño para Constanza". Pero este guiño nostálgico hacia su público de siempre no obtuvo el éxito esperado. Se habló durante años de su retorno a la pantalla, primero con una adaptación de la obra de Benavente "Pepa Doncel", que termino protagonizando Aurora Bautista en 1969. También se dijo que intervendría en la película de Jaime Camino "Mi profesora particular" (1973), pero finalmente sería Mª Luisa Ponte quién terminase realizando el personaje. Su retiro del cine parecía ya definitivo, hasta que en 1986 el director José Luis Borau, rendido admirador de la estrella, consigue hacerla regresar con el filme  "Tata mía", guion que el propio realizador había escrito pensando en ella y en el que la actriz brindó una magnífica interpretación junto Carmen Maura y Alfredo Landa. Un año después protagonizó junto a Aurora Bautista y Ana Mariscal la película "El polizón del Ulises" (1987), con el que pondría punto final a su carrera en cine. Dirigido por Javier Aguirre, se ha convertido en uno de los títulos malditos del cine español, ya que a pesar de lo jugoso del encuentro de las tres divas de antaño nunca llegó a ser estrenado en pantalla grande.



Siguieron sucediéndose los homenajes con la concesión en 1988 del Goya honorífico por toda su carrera y en 1989 la medalla de oro de las Bellas Artes. En 1992 durante la celebración de la Exposición Universal de Sevilla, reapareció junto a sus compañeras Juanita Reina, Nati Mistral, Rocío Jurado y María Vidal en el espectáculo "Azabache", encuentro único para mitómanos, donde Imperio con gran sabiduría escénica volvió a dar lecciones de estilo interpretando temas inmortales de su repertorio, a pesar de que sus condiciones vocales se encontraban ya muy mermadas, supliendo la técnica con su enorme talento artístico metiéndose al público en el bolsillo.





Siempre con ilusiones nuevas y cargada de proyectos en el año 2001 publicó sus memorias de la mano del escritor Pedro Manuel Villora, con el título de "Malena Clara", aludiendo al diminutivo cariñoso de su nombre por el que siempre a gustado ser llamada por sus amigos, mezclado con el título de su mayor éxito cinematográfico. Cumple decir que a comienzos del siglo XXI, Imperio era lo menos parecido a una abuelita nonagenaria. Seguía siendo una mujer extraordinaria, que conservaba en el brillo de sus ojos y la luz de su sonrisa todo el encanto que la convirtieron en la mayor estrella que iluminara la pantalla española. Ni siquiera los dos últimos años de su vida ensombrecidos por el Alzahimer, lograron apagar del todo su vitalidad y carisma. Murió el 20 de agosto de 2003 a los 92 años de edad en la localidad malagueña de Benalmádena Costa, en la calle que llevaba su nombre. Martín de la Plaza, amigo, biógrafo y estudioso del mito publicó una segunda biografía a título póstumo, "Imperio Argentina, una vida de artista", que la reivindicaba como la figura y Ser humano que fue. Aún hoy su inmenso y enriquecedor legado nos la devuelve en todo su esplendor, demostrando que las grandes leyendas nunca mueren.







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