sábado, 7 de octubre de 2017

Imperio Argentina ... Estrella de la pantalla (3ª parte)



Con "Nobleza baturra" (1935) Imperio dio muestras de su ductilidad como actriz, dando vida a la maña Pilar con idéntica credibilidad a la que pondría un año más tarde en el acento sevillano de la gitanilla Trini de "Morena Clara" (1936). Ante la necesidad de coger el acento aragonés para su personaje la actriz pasó varios meses viviendo con la familia de su marido, aragonés de nacimiento, y de este modo poner dar a su personaje la identidad necesaria. La película es una pequeña joya del cine popular que cuenta la historia de una mocita difamada por una copla maledicente, variante del tema de "La Dolores" y encierra un prodigio de contención dramática por parte de la estrella, muy alejada de los habituales gestos teatrales que tan habituales en el cine de la época, ya que la mayoría de sus actores provenían de esa escuela, que en cine quedaban harto exagerados. En el caso de Imperio se adivina una inteligencia interpretativa que se adaptada a la pantalla, donde nació y creció como intérprete, su estilo encaja perfectamente en este medio convirtiéndose en una de las primeras figuras españolas auténticamente cinematográficas. Con este título Imperio se apunta un tanto personal sin precedentes tanto dentro como fuera de nuestro país.




Pero todos sus triunfos anteriores palidecieron ante la que sería su película más emblemática, el papel que permanecerá eternamente asociado a su memoria. Basada en una obra teatral de Quintero y Guillén "Morena Clara" terminó de catapultar a la estrella, elevando su prestigio y popularidad a la altura de las más consagradas figuras de la pantalla. Guiados por la sabia batuta de un Florián Rey especialmente inspirado, tanto Imperio como Miguel Ligero brindaron una interpretación que diríase bendecida por el genio, su verborrea y chispa son irresistibles, especialmente en la célebre escena del juicio, a la par que su gusto como cantante alcanza cotas de absoluta perfección. Como era ya común en todos los títulos de la estrella, las canciones de la cinta alcanzaron una inmediata popularidad, pasando a formar parte de la memoria sentimental de varias generaciones. Es imposible citar esta película sin recordar la bellísima zambra "Falsa monea", las bulerías a dúo con Miguel Ligero "¡Échale guindas al pavo!" o la poesía magnífica de "El día que nací yo". La cinta se estrena en el cine Rialto de Madrid unos meses antes del estallido de la guerra civil, convirtiéndose en un fenómeno sin precedentes, tanto es así que permanece en cartel en este local hasta bien avanzada la contienda, proyectándose en ambos bando, siendo retirada únicamente de la zona republicana cuando se anuncia que Imperio y Florian se encuentran rodando una película en la Alemania nazi.




El estallido de la guerra civil sorprende a actriz y director en Francia preparando le pre producción de "La casta Susana", pero el proyecto se va retrasando por el conflicto bélico hasta cancelarse. Encontrándose en París y sin trabajo el matrimonio se traslada a Cuba donde Imperio es contratada para trabajar en la Habana. Durante su estancia en la isla reciben un telegrama de Goebbels, jefe de propaganda del tercer reith, invitándoles a rodar una película en su país poniendo todos los medios a su disposición. La pareja acepta el proyecto y cual es su sorpresa que a su llegada son recibidos en audiencia privada por el propio Führer que se confiesa gran admirador de la estrella española y hace los más encendidos elogios hacia su trabajo y su persona, según contaba la propia Imperio Hitler les dijo haber visto más de veinte veces "Nobleza baturra". Goebbels les propone realizar una versión de "Lola Montes" la amante de Luis II de Baviera, adaptada al clima político de la Alemania de la época en la que la protagonista se enamoraría de un oficial de las juventudes nazis. Florian declina este proyecto alegando que solo se sienten preparados para rodar argumentos de neta raíz española, proponiendo realizar una versión de la Carmen de Prospero Merimée, que daría lugar a "Carmen, la de Triana" (1938).





Sin lugar a dudas este es el título mejor acabado de cuantos Imperio y Florian rodaron juntos. En los estudios berlineses de la UFA el director encontró todos los medios técnicos de los que carecía en España, sacando un extraordinario partido de los mismos. Uno de los mayores aciertos de la película consiste en el uso de cierto tinte impresionista que logra imprimir una enorme fuerza a sus imágenes, resultando un título más oscuro y menos amable que los anteriores de la pareja, en los que todo estaba impregnado de luminoso pintoresquismo. Una vez más Imperio es el alma de la película, sobre ella recae todo el peso de la historia brindando una interpretación magistral, quizás la mejor de toda su carrera, la cima de su cumbre como actriz. Haciendo gala de su talento rodó a la par una versión alemana titulada "Andalusische Nachte" (Noches andaluzas), íntegramente hablada y cantada en este idioma por la estrella, que se encerró durante unos meses con una profesora nativa para aprenderse los diálogos y las canciones de la película. Una vez más los números musicales, abundantes en este caso, constituyen el plato fuerte de la película, es una delicia escuchar a Imperio  entonando piezas inmortales como "Los piconeros", "Triana" o "Antonio Vargas Heredia". Las canciones de esta cinta grabadas en alemán fueron durante años una de las piezas más perseguidas por los coleccionistas de rarezas.




Para la crónica rosa cabe citar que durante la realización de esta película se gestó el romance entre Imperio y su galán en la cinta, Rafael Rivelles, traduciéndose años más tarde en una apasionada relación, según la propia estrella Rivelles fue el hombre a quién más amo en toda su vida. No sabemos si esta sería una de las causas del divorcio con Florian, lo cierto es que en aquella época su relación comenzaba a dar las primeras bocanadas, desembocando un año más tarde en la ruptura artística y sentimental de ambos.




Después de "Carmen" la pareja rodaría un segundo título en tierras germanas, "La canción de Aixa" (1939) que se convertiría en el único fracaso de la pareja y fin de una fructífera colaboración. No sabemos que les empujaría a embarcarse en un proyecto tal falso y aburrido, lleno de situaciones absurdas y moros de opereta. La crisis personal que ambos estaban atravesando en su matrimonio se refleja en la pantalla, Florian descuida la planificación de una película en la que no se siente cómodo, a la par que a la estrella se la ve perdida y desaprovechada en el exótico papel de la mestiza Aixa, personaje que ninguna actriz hubiera podido levantar por artificioso. Imperio intenta dar entidad a un personaje carente de vida, prestando su voz extraordinaria a unas canciones que hoy permanecen tan olvidadas como la película, a pesar de estar compuestas por Federico Moreno Torroba, autor de zarzuelas tan prestigiosas como "La chulapona" o "Luisa Fernanda". Sin embargo este título ha sido objeto recientemente de estudio por estar rodado en un momento histórico fundamental tanto de la carrera de ambos artistas como de nuestro cine, la etapa que pone fin al periodo republicano, dando inicio al cine filmado bajo la protección del régimen franquista... (continuará)

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