lunes, 9 de octubre de 2017

Concha Piquer... Retirada y mito (5ª parte)






En 1951 rueda su última película en Argentina "Me casé con una estrella" dirigida por Luis César Amadori, donde una vez más la fuerza de la cinta se apoyaba en el recital realizado por la artista de algunas de sus canciones más conocidas, "La Parrala", "A la lima y al limón", "Lola puñales", "No me digas que no" o "No te mires en el río". Conchita tenía como partenaire al insufrible cómico porteño Luis Sandrini, muy popular en Argentina, pero cuyos chistes quedaban bastante diluidos fuera de este país.




Lejos de sus fracasos cinematográficos la artista volvió a reivindicar su reinado absoluto dentro de la canción española con el montaje de sus dos últimos espectáculos, quizás los más legendarios de su trayectoria, "Salero de España" (1953) y "Puente de coplas" (1957), donde estrenó número imperecederos como "Con divisa verde y oro", "La ruiseñora", "Rondalla de celos", "Amante de abril y mayo", "Cárcel de oro", "Mañana Sale", "Me embrujaste", "La niña de puerta oscura" o "Romance de valentía" que hoy forman parte de lo mejor de su repertorio.




Su retiro se produjo de manera sorpresiva en pleno éxito durante la gira de "Puente de coplas". La artista llevaba tiempo arrastrando las consecuencias de una faringitis mal curada y cantando en Isla Cristina (Huelva) el 13 de enero de 1958 le falló la voz. Tras finalizar el espectáculo la exigente profesional reunió a su compañía y les comunico "hoy es el último día que han visto cantar a la Piquer". Otras versiones aseguran que le salió un gallo ensayando en su camerino y escribió la famosa frase en el espejo con lápiz de labios. Lo único cierto es que Concha inició un tajante retiro que solo rompió en contadas ocasiones para la reedición en disco de sus éxitos más populares o algún homenaje que se le tributó donde volvió a cantar en directo
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Su retirada en el momento de mayor gloria hizo que su mito fuese adquiriendo medidas cada vez mayores y la admiración hacia su trabajo y su persona fuese la constante que le acompañase hasta el final y aún tras su muerte, convirtiéndose en una de las artistas fundamentales del siglo XX, sobre las que más se ha escrito y estudiado a la hora de abordar el género. Se ha convertido en la regla, el modelo a seguir, el ejemplo más reconocido de sabiduría escénica e interpretativa de la canción española, la representante del sentimiento de toda una época. Murió en su piso de la Gran Vía madrileña el 11 de Diciembre de 1990 a los 82 años de edad, allí recibió los últimos aplausos de su público cuando el féretro se dirigía al Campo Santo. El respeto y la admiración que continúan despertando su nombre y su leyenda son innegables y su legado artístico nos permite seguir descubriendo como la grandeza abre de par en par las puertas de la inmortalidad.

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