lunes, 30 de octubre de 2017

Coplas inmortales... "Romance de la Otra" (Quintero, León y Quiroga)



Esta bellísima copla, canto de amor y sacrificio, fue compuesta por el famoso trío Quintero, León y Quiroga para la estrella por antonomasia de la época de oro del género, Conchita Piquer, quién la estrenó en 1944 en el teatro Borrás de Barcelona dentro del espectáculo "Retablo español".






El argumento estaba basado en la historia personal de la tonadillera, ya que la Piquer no estaba casada con su compañero, el torero Antonio Márquez, dado que éste había contraído matrimonio con una señora cubana en su juventud. Por este motivo Conchita era "la Otra, que a nada tenía derecho por no llevar un anillo con una fecha por dentro". La Piquer con gran sabiduría hacía toda una puesta en escena de esta canción, salía vestida de luto riguroso y dicen que no podía evitar un nudo en la garganta al recitar el célebre estribillo. La poesía de su letra se encuentra entre lo mejor del gran Rafael de León, que dejaba también retazos de su vida en las historias de estas mujeres apasionadas, rebosantes de amor y algo masoquistas que llenaron el cancionero de toda la postguerra, reflejo de la sensibilidad homosexual del autor contenida por las circunstancias del momento.




Sin duda alguna Concha Piquer es la intérprete más asociada a este tema que fue, como todos los grandes títulos del repertorio, versionado y grabado por diferentes artistas a lo largo de los años. Su propia hija Concha Márquez Piquer hizo una versión muy cercana en voz y estilo a la de su madre, en la que incluso empleaba el mismo vestuario de la artista valenciana. Muy celebrada sería así mismo la grabación de Marifé de Triana, llena de fuerza y dramatismo en la mejor línea de las interpretaciones de esta grande de la canción española. Muy diferente, más dulce y melódica, sería la versión llevada a cabo por Carmen Sevilla en los años sesenta del pasado siglo. Otras interpretaciones destacadas serían las realizadas por Roció Jurado e Isabel Pantoja y en época más reciente en dos de las voces más importantes del panorama actual Pasión Vega y Diana Navarro. No podemos dejar de reseñar dos auténticas rarezas, la versión de la cantante melódica Gloria Lasso y la del cancionero Pedrito Rico, que la cantaría poniendo la historia en tercera persona en la película "Vestida de novia" (1968) de Ana Mariscal, como haría en su tono cómico característico alterando la letra hasta el absurdo el original Emilio "El moro". 




Una copla plena de lirismo y sensibilidad representativa de toda una época, en la que la pasión y los amores ilícitos solo encontraban lugar entre las notas sentidas del pentagrama popular.



miércoles, 25 de octubre de 2017

Lola Flores... La flor del temperamento (1ª parte)



Temperamento, pasión, arte, raza... Son algunos de los adjetivos más utilizados para definir a esta artista única e irrepetible de personalidad arrolladora. No solo es una piedra angular del folklore patrio, sino que hasta su fallecimiento y aún tras el, fue una de las principales figuras de la crónica social y la vida española. Desde la triunfal Lola del franquismo, hasta la vapuleada Lola de la etapa socialista, desde la hembra apasionada que vivía sus amores con total libertad en un país mojigato marcados por la hipocresía y la doble moral, a la madre coraje y mujer de hierro que durante casi veinticinco años plantó cara al cáncer que la minaba y contra el que luchó con la férrea voluntad que la acompañó a lo largo de toda su vida privada y artística. En todas las facetas Lola dejó constancia de esa energía que la hacía única y si bien es cierto que el cine nunca dio la medida de su formidable talento, sus inmortales creaciones en la escena y la canción española hablan por si solos de la genialidad de una artista inimitable. Su arte podía ser motivo de controversia, pero lo cierto es que nunca dejó indiferentes ni a sus críticos más adversos. Ya son legendarias las frases espetadas por un crítico neoyorkino tras verla actuar: "No sabe cantar, no sabe bailar... No sé la pierdan", o el testimonio del mismísimo Whinston Churchill "de todos los artistas que he visto cantar y bailar, creo que ella es la mejor"... No se puede decir más con menos.




Sin embargo Lola no alcanzó las mieles del triunfo sin antes pasar por numerosos sinsabores. Como si se tratase del argumento de una de sus películas, hubo de curtirse en todos los trucos y miserias del mundillo del espectáculo, pasando privaciones y sufriendo decepciones, formándose en tournées interminables en locales de medio pelo antes de escalar las más altas cimas del estrellato y reconocimiento popular.




Dolores Flores Ruiz nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) el 21 de enero de 1923, aunque Lola siempre levantó todo tipo de controversias a lo largo de los años sobre su fecha de nacimiento, a fin de no descubrir su verdadera edad, esta es la fecha correcta y como tal figura en su registro natal. Su padre Pedro Flores regentaba una taberna en el piso inferior de la vivienda familiar, donde la pequeña comenzó a marcar sus primeros pasos de baile sobre el mostrador del local, despuntando desde su infancia lo innato de su arte puro e intuitivo. Tras la guerra civil, convertida ya en una mocita, se presenta en el teatro Villamarta de Jerez cantando "Cuna cañí" una creación original de Pastora Imperio, que era uno de los ídolos de la chiquilla. En 1939 aprovechando la estancia del director Fernando Mignoni en Jerez, se somete a una prueba que le vale su primer contrato para el cine interpretando a una gitanilla en la película "Martingala" junto al cantaor "Niño de Marchena". Hoy día el filme es recordado principalmente por contener el debut cinematográfico de la artista, ya que por lo demás es una modesta producción llena de tópicos y falta de imaginación. Tras esta primera experiencia consigue otro pequeño papel, más destacado que el anterior, en "Un alto en el camino" (1941) dirigida por Julián Torremocha, en el que interpretaba a una estrella de la canción banal y caprichosa, dándole ocasión para interpretar tres canciones en las que se empieza a atisbar su temperamento singular.




Desde este momento el deseo de convertirse en artista se acrecienta en ella de tal forma que termina por convencer a su padre para que traspase el negocio familiar y poner rumbo a Madrid, con la finalidad de cumplir sus sueños profesionales. Sin embargo la enorme ilusión por triunfar no es suficiente y Lola ha de ir escalando posiciones más lentamente de lo que preveía. Fue contratada para una gira por los cafetines del norte, donde comenzó a ganar cierto renombre, pasando a formar parte de la compañía de la infortunada Mari Paz a su regreso a Madrid, debutando en 1943 con el espectáculo "Cabalgata". Aquí consigue Lola su primer éxito sonado llamando la atención de la prensa de la época con una brillante interpretación de "El Lerele", número de Currito y Monreal con el que ya había conseguido cierta fortuna durante su gira norteña. En una noche homenaje a la "asociación de la prensa" hubo de repetirlo varias veces entre los enfervorecidos aplausos del público, había comenzado su despegue artístico, tan solo necesitaba el espectáculo donde lucir sus formidables aptitudes. En el ínterin había realizado algunas colaboraciones de escasa importancia en filmes de poco recuerdo, donde se limitaba a realizar algún número de cante o baile, como "Misterio en la marisma" (1943) o "Una herencia de París" (1943)... (continuará)

lunes, 23 de octubre de 2017

Imperio Argentina... La inmortalidad (6ª parte)



A mediados de los años 50 regresa a España presentándose con gran éxito en el teatro Calderón de Madrid y más tarde en el Poliorama de Barcelona cantando "La violetera", lo que al parecer desagradó enormemente a la eximia Raquel Meller, creadora del célebre cuplé de Padilla, que tuvo palabra muy poco afortunadas hacia Imperio a pesar de la sincera admiración que esta le había procesado en su presentación en el teatro barcelonés. Durante su estancia en nuestro país vuelve a recibir diferentes ofertas cinematográficas, entre ellas la de protagonizar "El último cuplé" (1957) de Juan de Orduña, pero seguramente los honorarios de la estrella eran mayores de los que Orduña podía pagar, haciendo la fortuna de Sarita Montiel, que se convirtió en estrella de cine gracias a su participación en el filme. Entre los proyectos que se le ofrecen finalmente se decanta por la adaptación a la pantalla del serial radiofónico "Ama Rosa" dirigida en 1960 por el argentino León Klimovsky. Aunque la artista intentó dar una interpretación contenida en medio de aquel valle de lágrimas, verla dentro de aquel penoso folletín precursor de los culebrones televisivos supuso una triste reaparición para una figura que ya era considerada un mito de nuestro cine. 




Aquellos años le tocó sufrir el drama fuera de la pantalla al suicidarse en 1958 su hijo Florian, nacido de su matrimonio con Florian Rey, lo que sumió a la artista en una profunda depresión. No sería este el último revés trágico que le tocaría vivir en su vida personal, ya que en 1992 falleció víctima de un ataque al corazón su otra hija, Alejandra, con solo cuarenta y nueve años de edad. Algo de lo que Imperio no se recuperaría nunca.




Al comienzo de los años sesenta comenzaron a llegar los primeros y merecidos reconocimientos. En 1962 el festival de San Sebastián dentro de una retrospectiva dedicada a Florian Rey, proyectó los mejores títulos de su época dorada, siendo redescubierta por parte de la crítica joven que le tributaron un espontáneo homenaje nombrándola "la Cyd Charisse del cine español" en alusión a su importancia en el desarrollo y evolución del cine musical en nuestro país. Ya en calidad de estrella mítica realizó una pequeña colaboración en "Con el viento de solano" (1965) de Mario Camus interpretando el papel de la madre gitana del protagonista, Antonio Gades, con quién parece ser tuvo algunas desavenencias durante el rodaje. Convenientemente envejecida como correspondía a su personaje, una vez más hizo gala de su sensibilidad interpretativa, aunque parece ser que lo mejor de su intervención en la película se quedó en la sala de montaje.





En 1967 se presentó por primera vez en los escenarios españoles como protagonista de una obra teatral, la versión musical de la "Cándida" de Bernard Shaw rebautizada "Un sueño para Constanza". Pero este guiño nostálgico hacia su público de siempre no obtuvo el éxito esperado. Se habló durante años de su retorno a la pantalla, primero con una adaptación de la obra de Benavente "Pepa Doncel", que termino protagonizando Aurora Bautista en 1969. También se dijo que intervendría en la película de Jaime Camino "Mi profesora particular" (1973), pero finalmente sería Mª Luisa Ponte quién terminase realizando el personaje. Su retiro del cine parecía ya definitivo, hasta que en 1986 el director José Luis Borau, rendido admirador de la estrella, consigue hacerla regresar con el filme  "Tata mía", guion que el propio realizador había escrito pensando en ella y en el que la actriz brindó una magnífica interpretación junto Carmen Maura y Alfredo Landa. Un año después protagonizó junto a Aurora Bautista y Ana Mariscal la película "El polizón del Ulises" (1987), con el que pondría punto final a su carrera en cine. Dirigido por Javier Aguirre, se ha convertido en uno de los títulos malditos del cine español, ya que a pesar de lo jugoso del encuentro de las tres divas de antaño nunca llegó a ser estrenado en pantalla grande.



Siguieron sucediéndose los homenajes con la concesión en 1988 del Goya honorífico por toda su carrera y en 1989 la medalla de oro de las Bellas Artes. En 1992 durante la celebración de la Exposición Universal de Sevilla, reapareció junto a sus compañeras Juanita Reina, Nati Mistral, Rocío Jurado y María Vidal en el espectáculo "Azabache", encuentro único para mitómanos, donde Imperio con gran sabiduría escénica volvió a dar lecciones de estilo interpretando temas inmortales de su repertorio, a pesar de que sus condiciones vocales se encontraban ya muy mermadas, supliendo la técnica con su enorme talento artístico metiéndose al público en el bolsillo.





Siempre con ilusiones nuevas y cargada de proyectos en el año 2001 publicó sus memorias de la mano del escritor Pedro Manuel Villora, con el título de "Malena Clara", aludiendo al diminutivo cariñoso de su nombre por el que siempre a gustado ser llamada por sus amigos, mezclado con el título de su mayor éxito cinematográfico. Cumple decir que a comienzos del siglo XXI, Imperio era lo menos parecido a una abuelita nonagenaria. Seguía siendo una mujer extraordinaria, que conservaba en el brillo de sus ojos y la luz de su sonrisa todo el encanto que la convirtieron en la mayor estrella que iluminara la pantalla española. Ni siquiera los dos últimos años de su vida ensombrecidos por el Alzahimer, lograron apagar del todo su vitalidad y carisma. Murió el 20 de agosto de 2003 a los 92 años de edad en la localidad malagueña de Benalmádena Costa, en la calle que llevaba su nombre. Martín de la Plaza, amigo, biógrafo y estudioso del mito publicó una segunda biografía a título póstumo, "Imperio Argentina, una vida de artista", que la reivindicaba como la figura y Ser humano que fue. Aún hoy su inmenso y enriquecedor legado nos la devuelve en todo su esplendor, demostrando que las grandes leyendas nunca mueren.







domingo, 22 de octubre de 2017

"El balcón de la luna" (1962) Luis Saslavsky




El rodaje de esta película se convirtió sin duda en el más comentado del año en que se produjo, ya que se consideraba un hecho histórico poder reunir a las tres indiscutibles reinas del cine folklórico de la época en un mismo filme. Pero lo único histórico de este "Balcón de la luna" fue el revuelo que se formó a la hora de colocar los títulos de crédito, ya que ninguna de las tres estrellas quería ir detrás de la otra encabezando el reparto, lo que se solucionó colocando los nombres en forma de aspa con la consiguiente dificultad a la hora de leerlos. No fue este el único problema al que tuvo que enfrentarse el argentino Luis Saslavsky, director de la película, ya que las tres figuras exigieron igual cantidad de planos en cada uno de los números musicales, con el consiguiente perjuicio en la coherencia de las escenas, aunque por lo que se conoce hoy día todos estos pormenores fueron agrandados y utilizados para generar ambiente y dar publicidad al proyecto. Sin embargo a pesar de la expectación despertada, la película resultó un fracaso a nivel artístico y comercial,no ayudando a fortalecer la carrera de nadie y constituyó el "canto de cisne" del cine folklórico, evidenciando la crisis del género, a lo que contribuyó un guión rutinario lleno de situaciones absurdas que se centraba exclusivamente en el lucimiento personal de las protagonistas.




Ni siquiera los números musicales que se presuponían el plato fuerte de la historia causaron encendidos elogios, a pesar de dos temas bombón que reunían a las tres estrellas, el schotis "¡Ay que calor!" y el número nostálgico "Las madamas de ringo-rango", que hoy día constituyen dos raras perlas de nuestro cine musical, por su peculiaridad y encanto "kitsch". De los ocho números que se incluían en la película destaca la zambra "A tu vera", interpretado por Lola Flores en uno de sus habituales arrebatos de genio y temperamento, quedando como una de las mejores creaciones del repertorio de "La Faraona".  Paquita Rico por su parte se luce poniendo delicadeza y su buen gusto personal al pasodoble "El beso" de Ortega y Moraleda, escrito para Celia Gámez quién lo estrenaría en una de sus revistas más famosas "La estrella de Egipto". A Carmen Sevilla le caían en suerte los dos temas menos atractivos de la película debidos a la inspiración de su entonces esposo Augusto Algueró, cuyo talento se hallaba más dotado para la canción melódica que para la tonadilla, lo que hizo que Carmen modernizase su registro e imagen a raíz de su matrimonio con el compositor, iniciando un fructífero periplo juntos con temas como "Sera el amor", "Cabecita loca" o "Cariño trianero", todos ellos muy escuchados en su momento.





El reparto de secundarios estaba formados por algunos de los nombres imprescindibles de nuestro cine, aunque se limitan solamente a acompañar a las tres divas que acaparan la atención absoluta y la mayor parte del metraje de la historia, sin despuntar más allá de los insulsos cometidos que les viene en suerte interpretar.




Tras "El Balcón de la luna" las carreras de Carmen, Lola y Paquita se vieron sensiblemente alteradas. Carmen después de algunos títulos de escasa fortuna sorprendió a propios y extraños dando un inesperado giro a su carrera prodigándose en comedias y dramas seudoeróticos de directores con distintas inquietudes como "El techo de cristal" (1971) de Eloy de la Iglesia, "La cera virgen" (1972) de José María Forqué, "No es bueno que el hombre esté solo" (1973) de Pedro Olea o "La loba y la paloma" (1974) de Gonzalo Suárez. Lola vio poco a poco restringidas sus apariciones cinematográficas en favor de sus actuaciones personales en teatro y televisión, si bien consiguió un premio de interpretación por su papel en la comedia de enredos "Una señora estupenda" (1969) y alcanzó el sueño de atisbar sus facultades dramáticas, tan ponderadas a lo lardo de toda su carrera, en dos de sus últimos filmes "Truhanes" (1983) de Miguel Hermoso y "Los invitados" (1987) realizada por Víctor Barrera. En cuanto a Paquita después de su intervención en un insólito western coproducido con Estados Unidos titulado "Tierra brutal" (1962) y varias colaboraciones de escasa relevancia, puso punto final a su etapa como actriz de cine, continuando su carrera en los escenarios.





El fracaso comercial de la película marcó el declive de un tipo de cine que se había alzado como uno de los más populares durante dos décadas, por entonces las preferencias del público respecto al cine musical se habían decantado por los vehículos destinados a los niños prodigio Joselito, Marisol y Rocío Dúrcal y los dramones nostálgicos de Sarita Montiel, entonces en pleno apogeo de su fama.

sábado, 21 de octubre de 2017

Estrellita Castro... Estrella de cine (2ª parte)




Al amparo del éxito obtenido con su anterior filme rodado por Perojo en Alemania, la artista inicia un fructífero periplo con una serie de vehículos pensados para su exclusivo lucimiento. El primero de ellos sería "Suspiros de España" (1938), que se convertiría en uno de los títulos más recordados de su filmografía. Acompañada una vez más por Miguel Ligero y Roberto Rey, obtiene su mayor éxito en cine, terminando de despuntar toda su personalidad cinematográfica, sustentada en su gracejo sevillano y simpatía. En este título Benito Perojo, que se convertiría en su director titular durante estos años, logra momentos de auténtico sabor popular, sobre todo en las escenas del lavadero y especialmente en la secuencia antológica del barco, donde la cámara escudriña los rostros apesadumbrados de los pasajeros de tercera a los acordes del inmortal pasodoble del maestro Álvarez, magníficamente interpretado por la artista sevillana, convirtiéndose en una de sus señas de identidad y una de sus cumbres interpretativas.





Perojo vuelve a dirigirla en "Mariquilla terremoto" (1939), una cinta amable basada en la obra de los hermanos Álvarez Quintero, favoritos del teatro popular de sabor andalucista. El filme es pensado una vez más a la medida de su rabiosa simpatía, siendo rodada como las anteriores en los estudios berlineses de la UFA. Tras este nuevo éxito se traslada a Italia junto al director madrileño y el equipo español que se encontraba desplazado en Alemania para protagonizar su siguiente película, "Los hijos de la noche" (1939), un interesante título que anticipa cierto aire neorrealista en el tratamiento de algunos momentos del argumento. Cuenta la historia de un grupo de mendigos a los que hacen pasar por hijos de un noble de la mejor sociedad madrileña, con los consiguientes enredos y situaciones derivadas del mismo. La estrella ofrece una interpretación sensible y natural, de carácter agridulce, pero sin renunciar a su peculiar gracejo, demostrando que su registro podría resultar más amplio  del que se le suponía bien dirigida y con una historia adecuada a sus capacidades como actriz.




Al término de la guerra civil regresa a España continuando con su actividad en la pantalla. En 1940 protagoniza "La gitanilla" basada en la popular novela de Cervantes, que se convertiría en su título más anodino ya que toda la cinta estaba hablada en castellano antiguo, lo cual supuso un gran esfuerzo para ella. No obstante atendiendo a la personalidad de la artista se concedió más relevancia a la parte folklórica de su personaje. La crítica especializada, aún reconociendo su voluntad por adaptarse al personaje, apuntó lo inadecuada que se veía en el papel de la heroína Cervantina. A las órdenes de Luis Marquina rueda "Torbellino" (1941), una comedia menos interesante que las anteriores, donde da vida a una aspirante al mundo de la canción que se hace pasar por la sobrina del dueño de una emisora radiofónica, ganándose con su carisma el cariño de todos cuantos se le mostraban adversos en un principio. La acompañaba el sólido Manuel Luna en uno de los papeles más aburridos de su carrera.







En 1942 le toca el turno a "Los misterios de Tánger", un título mezcla de aventuras y espionaje desaparecido hoy en día y realizado por Fernando Delgado, que sería el director de sus siguientes películas "La patria chica" (1943) y "La maja del capote" (1943), impulsando la recta final de su carrera en el cine. La primera era una adaptación de la zarzuela de los Álvarez Quintero musicada por el maestro Ruperto Chapí, autor de "La Revoltosa" y tantos títulos relevantes del género chico. Su compañero en la cinta era el tenor Pedro Terol y entre ambos levantaron un espectáculo en el que destaca una apoteosis final donde interpretan un patriótico dúo en medio de un enorme despliegue de batas de cola y trajes baturros, los atavíos regionales más utilizados por el cine folklórico español a lo largo de su historia. "La maja del Capote" sería a decir de muchos su película mejor acabada. Al igual que la contemporánea "Goyescas" (1942), interpretada por Imperio Argentina para la cual Estrellita fue propuesta como protagonista inicial, se inspira en el Madrid dieciochesco y narra los amores de la tonadillera Mari Blanca  con el torero Pepe Hillo. El filme tuvo una buena acogida, pero irónicamente se convertiría en su última aparición protagonista en la pantalla. No están muy claros los motivos por los que la artista decide dejar de hacer cine, posiblemente la irrupción de nuevas figuras del cine y la canción durante los años cuarenta relegaron a un segundo puesto a las estrellas de ayer, convirtiéndose en las nuevas favoritas del público. De este modo Juanita Reina, Lola Flores, Carmen Sevilla y Paquita Rico, entre otras, heredarían el trono del cine folklórico nacional... (continuará)

viernes, 20 de octubre de 2017

Protagonistas de la Copla... La historia de "la Dolores"




Sin duda uno de los mitos de nuestra cultura popular es la historia de esta "Dolores" de Calatayud, cuya leyenda que ha permanecido hasta nuestros días gracias a la novelización que de ella hicieron tanto la literatura, como la música y el cine. Nace como parte de la historia real de una mocita aragonesa llamada Petra María de los Dolores nacida en Calatayud en 1919, quien tuvo amores con un capitán mujeriego y de vida licenciosa quedándose embarazada del mismo, lo que la obligó a prostituirse para mantener a su familia tras el abandono del militar, dando lugar a la famosa jota "Si vas a Calatayud pregunta por la Dolores, que es una chica muy guapa y amiga de hacer favores". El escritor José Feliú i Codina oyó la copla durante uno de sus viajes en la estación de tren de la localidad aragonesa y basándose en dicha historia escribió su célebre drama, dando al personaje una aureola romántica y novelesca. En ella se incluía el triángulo amoroso entre Dolores, el malvado barbero Melchor y el seminarista Lázaro enamorado de la muchacha que mata al desalmado para defenderla de la maledicencia del pueblo. Posteriormente el drama sería musicado por Tomás Bretón convirtiéndose en una célebre ópera que se sigue aún representando y sería una de las composiciones más conocidas del maestro. El impacto de estas obras calaría tanto en la cultura del pueblo que incluso se llegó a fabricar una anís "La Dolores", con denominación de Calatayud.




A principios del siglo XX la historia seguiría despertando gran interés, tanto es así que llegó la primera versión cinematográfica en un temprano 1908, "La Dolores", dirigida por el pionero Fructuoso Gelabert y Enrique Giménez, con Mercedes Marsal en el papel protagonista. En 1919 José Buchs rodaría "La mesonera del Tormes" basada en la misma historia aunque cambiando el título con la intención de huir de los derechos de autor. Maximiliano Thous filmaría una nueva "Dolores" en 1923 y ya en la etapa sonora el director Florián Rey llevaría a cabo "Nobleza Baturra" (1935) una variante del mismo asunto con clara inspiración en la leyenda de la célebre moza. El propio Rey llevaría a cabo en 1939 la versión cinematográfica más conocida del tema en "La Dolores" protagonizada por Conchita Piquer. El teatro se interesaría igualmente en el asunto estrenando en 1927 "La hija de la Dolores", una obra que intentaba reivindicar la figura e inocencia de la protagonista, y en 1933 "Lo que fue de la Dolores", que contaba la vida errante de Dolores intentado huir de su destino sin conseguirlo finalmente. Precisamente basándose en estas dos obras el cine abordaría los últimos asuntos del tema en la pantalla. Benito Perojo filmaría "Lo que fue de la Dolores" en Argentina en 1949 protagonizada por la gran Imperio Argentina y José Mª Ochoa rodaría una versión de "La hija de la Dolores" titulada "Alma aragonesa" (1961) con Lilian de Celis en el doble papel de Dolores y su hija Pilar.




Hoy día existe todavía una corriente de eruditos y estudiosos del mito que buscan reivindicar la figura de Dolores, una mujer fuerte y valiente que hubo de enfrentarse en su tiempo a la calumnia y el desprestigio de una sociedad cerrada y confesional, que juzgaron con fiereza su pasión y desfortuna, dimensionada por el interés melodrámatico que su historia despertó en los autores de la época, agrandando y ampliando el famoso "calumnia que algo queda". La desdicha de una hembra apasionada cuyo único pecado fue el de amar demasiado a quién no la supo corresponder.

jueves, 19 de octubre de 2017

"Suspiros de España" (1938) Benito Perojo


¡Hola suspireros!

Bienvenidos a mi canal de cine español. Hoy os traigo el comentario de una película dirigida por el madrileño Benito Perojo en Alemania en 1938, durante el triste período que supuso la guerra civil española. con Estrellita Castro y Miguel Ligero como protagonistas "Suspiros de España"


El estallido de la guerra civil imposibilitó de forma casi inmediata la producción de películas de ficción en los estudios nacionales, por lo el oficio cinematográfico durante estos años se limitó al rodaje de documentales en el frente para uno y otro bando. La CNT puso en marcha varios títulos de tinte político y social en Barcelona influidos por las circunstancias bélicas en las que el sindicato estableció el sueldo único, para técnicos, actores y realizadores. Paralelamente los cineastas de carácter más conservador y próximo al bando franquista viajarían a la Alemania de Hitler con el beneplácito del propio Goebbels, ministro de propaganda nazi que pondría a disposición de los equipos hispanos los estudios de la UFA. En este contexto se crea la Hispano Film Produktion, una empresa productora que bebe de las raíces de la española Cifesa y en la que Florián Rey y Benito Perojo, los realizadores más importantes de esta realizan cinco películas musicales con Imperio Argentina y Estrellita Castro como protagonistas. Así como Florián, esposo de Imperio, tenía a la artista argentina máxima estrella por entonces de la pantalla española, como centro de su universo cinematográfico, Perojo haría lo propio con la Castro que se convertiría en la protagonista de toda la producción del realizador madrileño durante este período, alzándose en la segunda figura en importancia del cine folclórico nacional tras la alargada sombra de Imperio Argentina. "Suspiros de España" fue el más popular de los tres títulos que Estrellita Castro rodó en Alemania a las órdenes de Benito Perojo durante este período y el que más contribuyó a afianzar su estrellato cinematográfico y las bases de su personalidad en la pantalla, sin embargo resultó también el menos interesante de ellos, aunque no está desprovisto de algunos aciertos y mantiene un agradable aire popular, propio del cine anterior a la dictadura en el que los argumentos se volvieron más encorsetados en sí mismos, perdiendo parte de su frescura. En este sentido "Suspiros de España" se encuentra en cierta forma en esa transición, a medio camino de un modo y otro de hacer cine en nuestro país.




Estrellita Castro se encontraba trabajando en Sevilla, en zona franquista durante la contienda, cuando es requerida por Perojo para colaborar en el primer proyecto del realizador en los estudios de la UFA, "El Barbero de Sevilla" (1938), adaptación del drama de Beaumarchais pasado por la música de Rossini. Su impacto en aquel filme tuvo tanta repercusión que el director madrileño levantó sus siguientes proyectos tanto en Italia como en Alemania para el exclusivo lucimiento de la artista sevillana, haciendo de ella una de las principales figuras del cine musical español durante los años treinta y cuarenta del siglo XX. El filme se inspira en el popular pasodoble del maestro Antonio Álvarez, convertido en leitmotiv de la película con letra de Antonio Quintero, sobre el que el propio Perojo y Roberto de Ribón construyeron un argumento que cuenta con todos los tópicos de la Andalucía amable y risueña... Agitados patios de vecinos, enredos sentimentales, chistes de fácil digestión y sobre todo la voz y fotogenia de su estrella, sobre la que se sostiene la mayor parte del metraje y en cuyo lucimiento se edifican todas las situaciones. Ella es el alma de la película arropada por una multitud de canciones que se hicieron muy populares, especialmente el pasodoble titular que se convertiría en una de las piezas fundamentales de su repertorio junto a "Mi Jaca" y "María de la O". La interpretación de este pasodoble es uno de los momentos álgidos de la película y una escena antológica en la historia de nuestro cine. El instante en que en que la cámara recorre el barco escudriñando el rostro apesadumbrado de los pasajeros de tercera a los acordes de la inmortal música del maestro Álvarez mientras la nave abandona tierra española rumbo a América, parece reflejar el éxodo de cientos de españoles que vivían esa misma situación huyendo del horror de la guerra con el corazón partido por dejar su país y familia para siempre. En este sentido "Suspiros de España" se convirtió sin pretenderlo en el retrato del dolor y nostalgia de todos aquellos que se vieron obligados a partir hacia el exilio y Estrellita Castro en la voz del sentimiento al abandonar la patria, como dio en reflejarlo ya el maestro Penella años antes al incluirlo en los compases finales del número "En tierra extraña", uno de los éxitos incuestionables del músico y su musa, una joven valenciana llamada Conchita Piquer




Técnicamente el filme se beneficia de la preparación de los estudios alemanes, los mejor dotados de Europa en aquella época, aunque se adolece de las transparencias utilizadas cuando la acción transcurre en los exteriores sevillanos y la Habana, donde el trucaje es notable frente al resto de la cinta, aunque una parte de la misma se rodó en Sevilla, en el lujoso hotel Alfonso XII y el resto de interiores fueron filmados íntegramente en Berlín.




Acompañando a la estrella sevillana estaría el cómico Miguel Ligero inmensamente popular en la época, gracias a las películas rodadas junto a Imperio Argentina, que canta al alimón con Estrellita el tanguillo "La gitana teñía" sin duda intentando emular el éxito de las divertidas bulerías "¡Échale guindas al pavo!", que había interpretado junto a Imperio en la popular "Morena Clara" (1936), película que serviría de algún modo de inspiración a esta cinta de Perojo, de hecho el papel de Ligero en esta presenta no pocos paralelismos con el "Regalito" de "Morena Clara", tanto en figura, como en el espíritu del personaje, un andaluz vago y buscavidas de carácter cómico que sirve de puente a las relaciones entre la dama de la función y el galán, tan payo y sofisticado este último como el fiscal interpretado por Manuel Luna en la comedia de Quintero y Guillén, pero con un carácter más amable y accesible que este. En adelante la especialidad de Ligero consistiría mayormente en acompañar a las principales figuras folklóricas de la pantalla desde Juanita Reina a Lola Flores. La comicidad del actor , forjada en la zarzuela y las variedades, causaba furor en estos momentos, alcanzando un crédito similar al de las estrellas de estos filmes. Además de Ligero la película contaba con la participación del galán cantante Roberto Rey, otra de las estrellas de estos años, que ya había sido la pareja de Estrellita en "El Barbero de Sevilla", el primer título de ambos en Alemania y que venía de obtener un éxito formidable interpretando a Julián en la castiza "Verbena de la Paloma" rodada por Perojo en 1935. La característica Concha Catalá y el formidable veterano Alberto Romea completarían el breve reparto hispano que se veía ampliado con multitud de extras de diversas nacionalidades en las escenas de masas. 




Debido las circunstancias bélicas que se estaban desarrollando en nuestro país, la cinta se iría proyectando en distintas ciudades españolas a medida que están iban siendo tomadas por las tropas franquistas. De este modo conoce un primer estreno en Zaragoza en noviembre de 1938 y el siguiente en Sevilla y San Sebastián en enero del siguiente año, pasando a ser estrenada en Madrid y Barcelona a finales de 1939, una vez terminada la guerra civil. El filme sería estrenado también en Alemania con el título de "Nostalgia" en febrero de 1941, con una duración ligeramente inferior a la de la versión española. Las críticas hacia la cinta serían ya bastante duras desde el inicio tildándola de españolada en el sentido más peyorativo y considerando que el argumento era "convencional, ridículo y lleno de estereotipos", lo que no impidió que se convirtiera en uno de los mayores éxitos de este período, conociendo así mismo una buena carrera comercial en Latinoamérica donde contaba por desgracia con un nutrido grupo de exiliados políticos que se sintieron de inmediato identificados con el sentimiento de "adiós a España" del pasodoble titular, asegurando la continuidad cinematográfica de Estrellita Castro dentro del cine folclórico popular como la rival más directa de Imperio Argentina, aunque su carrera se desenvolviese en un cliché más estereotipado y por tanto menos interesante, que el de esta. 

Siguiendo una fórmula que el cine español repetiría a lo largo de toda su historia, en 1955 el propio Perojo produjo un remake del filme titulado "Suspiros de Triana" que sería dirigido por el gallego Ramón Torrado y protagonizado por la bellísima Paquita Rico y el cantaor Angelillo recién llegado a España desde su exilio argentino, al que se vio condenado precisamente por su ideología republicana al término de la guerra civil como uno de esos españoles que acompañaban la emoción de Estrellita Castro en su sentida despedida a la patria a los acordes de un pasodoble convertido desde entonces en leitmotiv de la inmigración y nostalgia por las raíces pérdidas.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Imperio Argentina... Forjando el mito (5ª Parte)





De vuelta a Argentina, aparte de otros proyectos, rueda a las órdenes de Benito Perojo dos títulos anodinos que ponen prácticamente punto final a su gloriosa carrera cinematográfica. Tanto "Los majos de Cádiz" (1947) como "Lo que fue de la Dolores" (1949) se justifican únicamente por el protagonismo de la estrella en los mismos, ya que a pesar de lo mediocre de su argumento y lo rutinario de su dirección, muestran que el magnetismo de Imperio sigue funcionando en la pantalla y constituye una delicia oírla cantar temas que ella borda con su habitual buen gusto, desde la copla clásica a la jota aragonesa. En 1948 regresa a España para protagonizar "La cigarra" a las órdenes de su ex marido Florián Rey, que tantos éxitos había obtenido junto a la artista en el pasado. Al parecer Rey no aceptó nunca su separación sentimental y  abordó este proyecto como empeño personal para lograr un acercamiento con la estrella. Imperio aceptó la idea con desgana, accediendo a hacerlo solamente a cambio de una fuerte suma monetaria con la esperanza de que la oferta fuese rechazada, sin embargo la productora aceptó pensando quizás que el reencuentro entre los dos talentos que más triunfos habían aportado al cine español eran una baza comercial segura. Intentando resucitar la fórmula de antaño, se contó incluso con la colaboración de Miguel Ligero con la intención de reforzar la parte cómica de la historia, sin embargo resultó un filme gafado desde el principio. El pobre resultado obtenido hace entrever la desgana con la que todos acogieron el proyecto, quedando como uno de los títulos menos recordados de estrella y director. Al terminar el rodaje Imperio regresa a Argentina poniendo tierra de por medio en esta situación.


En 1950 contrae matrimonio por segunda vez con el Conde de las Cabezuelas, divorciándose un año más tarde. Parece ser que la artista consideró siempre este matrimonio como un error lamentable guardando un recuerdo amargo del mismo.






En Argentina protagoniza "Café cantante" (1951) dirigida por Antonio Momplet, con la que se despide del cine durante casi una década. A la par de su paréntesis cinematográfico inicia una frenética actividad teatral, con triunfales giras personales por toda Sudamérica, una de las más celebradas junto al cantante Miguel de Molina, exiliado de España desde 1942, en cuya compañía recorrió en honor de multitudes Argentina y Uruguay. Por estos años Imperio se liga sentimentalmente al poeta Rafael de Penagos, que sería otro de los hombres importantes de su vida.




En 1952 tiene lugar uno de los mayores hitos de su dilatada carrera, su presentación en el "Carnegie Hall" neoyorkino, cuyas puertas solo se abren para recibir a importantes figuras de la lírica mundial. El concierto dio lugar a un desagradable incidente, dado que diversos grupos progresistas intentaron boicotear su actuación alegando que había sido la amante de Hitler, en alusión a su participación cinematográfica en la Alemania nazi. Hizo falta la intervención de importantes personalidades de la política y cultura americanas, como la señora del presidente Roosevelt o el mismísimo Tennessee Williams que elogiaron el trabajo de la artista y se confesaron rendidos admiradores de su arte, convirtiendo el boicot inicial en un éxito multitudinario. Imperio es recibida en su primera aparición en escena con más de once minutos de atronadores aplausos. El programa estaba compuesto por una selección de sus canciones más conocidas y tuvo tanto éxito que hubo de repetirse a la semana siguiente con idénticos resultados. Hoy día existe una edición en compact disc de este histórico concierto que nos ayuda a revivir toda la expectación del momento, dando cuenta de la grandeza y arrebatadora presencia de esta genial artista... (continuará)

martes, 17 de octubre de 2017

Estrellita Castro... Suspiro Sevillano (1ª parte)



Andaluza por los cuatro costados fue durante toda su carrera uno de los mayores exponentes del folklore de castañuela y pandereta. Con su simpatía arrolladora y su perenne caracolillo sobre la frente representó el personaje de gitanilla dicharachera y salerosa tanto en el cine como en los escenarios defendiéndolo a ultranza hasta el fin de sus días. Para muchos Estrellita es una de las voces más importantes con que ha contado la canción española, un talento innato de arte puro que brillaba con luz propia. Lo cierto es que constituye uno de los puntales indiscutibles de la Copla y una de sus artistas más emblemáticas, llenando por si sola un estilo, un modo de hacer, que sería su marca personal. Al carecer de la ductilidad de Imperio Argentina o la exquisita delicadeza de Concha Piquer, su estilo y repertorio pueden parecer más anticuados a ojos vista que el de sus compañeras de generación , sin embargo su flamenquismo es tan auténtico y espontaneo que la convierte en una de las artistas más amadas de la música popular, sentando cátedra racial junto a figuras de la categoría de Pastora Imperio o Carmen Amaya. Por otro lado la audición de sus primeras grabaciones discográficas nos presenta a una artista de una técnica y calidad vocal sencillamente extraordinarias.




Nacida en Sevilla el 26 de Junio de 1914, desde muy niña siente una gran pasión por el cante flamenco, lo que le hacía escaparse de su casa para escuchar a los más populares "cantaores" de la época de los cuales fue adquiriendo la técnica del cante de un modo totalmente autodidacta. Pronto se hace muy popular en su ciudad natal cantando en cafetines e incluso de forma improvisada en medio de la calle. Su proverbial gracejo, unido a su corta estatura, hace que se la empiece a conocer como "La comino". Actuando en el salón Kursal de Sevilla es descubierta por el avispado empresario teatral Juan Carcellé, que se la lleva a Barcelona y desde allí a Madrid donde obtiene un éxito clamoroso presentándose en el entonces célebre Circo Price. En 1929 estrena en Barcelona una obra pionera en su género "La copla andaluza" de Quintero y Guillén, autores así mismo de "Morena Clara", que constituiría un modelo a seguir en adelante en el montaje de espectáculos folklóricos, consistente en la sucesión de estampas de ambiente preferentemente andaluz, con una parte sainetesca y otra musical. En estos años Estrellita comienza a estrenar algunas de sus canciones más significativas como "María de la O", "La morena de mi copla", "María Magdalena" y sobre todo el célebre pasodoble "Mi Jaca", quizás la pieza más popular de su extenso repertorio. También viajaría por Europa y Sudamérica con gran éxito, convirtiéndose en una de las pioneras en "cruzar el charco" llevando la copla española por el mundo.




Al inicio de los años 30 ya era una figura muy popular , se la anunciaba como "Estrellita Castro, alma del arte cañí", con tales precedentes el paso al cine se hacía inevitable. Su debut cinematográfico se produce en 1933 con el cortometraje, hoy desaparecido, "Patio andaluz", planteado como tarjeta de presentación en el medio, donde la artista lucía sus facultades canoras para deleite de su público. En 1935 es contratada para protagonizar "Rosario la cortijera" dirigida por León Artola, título que puede considerarse el verdadero arranque de su carrera en la pantalla. La película carece de cualquier pretensión artística, siendo realizada con una pobreza de medios que asoma a lo largo de todo su metraje, pero constituye una ocasión única de ver a una juvenil Estrellita plena de facultades interpretando algunas coplas y palos flamencos junto a su pareja en el filme, el cantaor "Niño de Utrera". El argumento es rutinario y previsible, con todos los tópicos de la cantaora y el torero, interpretado por un debutante Rafael Durán, que en los años cuarenta se convertiría en uno de los galanes imprescindibles de la pantalla española.





El comienzo de la guerra civil sorprende a la artista en Madrid actuando en el teatro de "La Zarzuela". Tras un año de estancia en la capital huye de la zona republicana a su Sevilla natal, ocupada por las tropas nacionales, donde estrena los espectáculos "La marquesita gitana" y "Lola Caireles". Allí recibe la proposición del director Benito Perojo de viajar a los estudios alemanes de la UFA para colaborar en el filme "El Barbero de Sevilla" (1938), versión libre de la ópera de Rossini cuyo argumento giraba en torno a los amores del Conde Almaviva apoyados en las tretas del simpático Fígaro. La película estaba pensada para el lucimiento del cómico Miguel Ligero, la simpática soprano Raquel Rodrigo y el galan Roberto Rey, trio que había obtenido un éxito importante en el anterior título de Perojo, "La Verbena de la Paloma" (1935). En principio la participación de la artista sevillana iba a ser episódica, interpretando a una gitanilla que no aparece en la obra original, cantando un par de canciones, pero parece ser que su interpretación obtuvo tanta fortuna que el realizador reescribe su papel convirtiéndolo en uno de los protagonistas de la película. El éxito obtenido en esta cinta hace que la artista permanezca en tierras germanas iniciando un popular periplo cinematográfico que la convierte en una de las estrellas la pantalla española de los años 30 y primeros cuarenta... (continuará) 

lunes, 16 de octubre de 2017

"Morena Clara" (1936) Florian Rey





Basada en una obra de Quintero y Guillén "Morena Clara" fue uno de los mayores éxitos del periodo republicano y la película más taquillera del cine español durante décadas. Imperio y su esposo Florián Rey estaban buscando nuevos argumentos para su siguiente proyecto tras el taquillazo que supuso "Nobleza Baturra" en 1935 y en cuanto vieron la obra escénica creyeron en sus posibilidades de convertirse en una película donde la estrella pudiera lucir todo su potencial como actriz y cantante. Atendiendo al resultado hay que decir que no se equivocaron. La obra se había estrenado con gran éxito en marzo de 1935 con la actriz Carmen Díaz como Trini, aunque la enorme difusión que tuvo la película no solo en nuestro país sino en todo el mundo opacaría la magnífica creación de la Díaz, haciéndose conocida desde entonces a través de la versión cinematográfica, al punto que posteriores reposiciones de esta en teatro incluirían las canciones que se popularizaron a través de la cinta de Rey y que no se encontraban en el original escénico.






Cuando se rodó "Morena Clara" Imperio Argentina ya era la máxima estrella del Cine hispano y con esta película no hizo sino reafirmar su estatus para perpetuarlo dejando su imagen grabada en la historia del Cine como una de las figuras más importantes de la pantalla hispana. No solo era una excelente cantante de gusto exquisito, sino una soberbia intérprete tanto en el melodrama como en la comedia, si bien es en este último género donde dejaría sus intervenciones más recordadas, dando rienda suelta a todo su potencial e iluminando la pantalla con una sonrisa que sería símbolo de la naturalidad y frescura de toda una época y lo cierto es que ella lo es todo en la película, marcando con su excelente interpretación, perfecta mezcla de folclore y alta comedia, el ritmo y la personalidad de la cinta. 


Para acompañar a la protagonista se recurrió una vez más al cómico Miguel Ligero, su química con la estrella había quedado patente en los anteriores títulos a las órdenes de Rey y era otra figura enormemente popular, lo que garantizaba el rendimiento en taquilla, aunque inicialmente se empezó el rodaje con otro actor más joven que no fue muy del gusto de Florián por lo que se buscó de nuevo la colaboración del conocido actor. A pesar de ser madrileño de nacimiento, Ligero realiza una soberbia creación del gitano "Regalito", hermano de Trini, reposando sobre él una gran parte del espíritu cómico de la historia, que empasta de forma formidable con la creación de Imperio. Las bulerías "¡Échale guindas al pavo!" que ambos ejecutan con una comicidad deliciosa, es uno de los momentos más recordados de la cinta y han entrado por derecho propio en el repertorio de la canción española, al igual que los otros dos temas interpretados por la estrella. "El día que nací yo", ya se encontraba en el original escénico, no como canción, sino como un extenso recitativo a cargo del personaje de Trini, en el filme fue musicada por Mostazo para que la actriz la interpretara en una escena llena de poesía y lirismo. El plato fuerte lo constituye la zambra "Falsa monea" que ha quedado fija en la memoria popular como banda sonora de toda una época, fijando para la posteridad la imagen de Imperio llena de rabia y contenido dolor, mientras la cámara la acompaña en un inteligente "travelling" fuera del hogar que la había acogido, apostillando los sentimientos expresados en la letra de esta inmortal copla, como uno de los grandes momentos del cine popular de todos los tiempos.


El éxito de Ligero como Regalito terminaría por mimetizarse con la personalidad actor, que repetiría este papel con pocas variantes hasta la saciedad en multitud de cintas de temática folclórica acompañando a las principales estrellas musicales durante dos décadas. Siendo rescatado por Luis Lucia en la nueva versión de este clásico protagonizada por Lola Flores en 1954, donde por razones de edad pasaba de ser el hermano de la protagonista al tío de esta. Del resto del elenco destaca la sobriedad de Manuel Luna, galán de la cinta, en el papel del fiscal cuya seriedad y rectitud es el contraste definitivo a la contagiosa alegría de Trini acentuando la comicidad de esta en uno de los grandes aciertos argumentales de la historia. Gracias a este título Luna se convirtió en uno de los principales actores de nuestro cine con una sólida carrera a sus espaldas que se prolongaría hasta su fallecimiento en 1958. Los característicos Pepe Calle, María Bru y Carmen de Lirio, prácticamente olvidados hoy en día, pero figuras de renombre en el momento del estreno, completan el excelente reparto, que cuenta también con la participación de una joven y por entonces casi desconocida Luchy Soto como la hija ilegítima de Don Elías, padre del fiscal, actriz que se convertiría en una de las principales estrellas del cine español de posguerra, gracias principalmente a las comedias de salón de Juan de Orduña.

La película se estrena en el Cine Rialto de Madrid unos meses antes del estallido de la guerra civil y se convierte de inmediato en un fenómeno sin precedentes, permaneciendo en cartel hasta bien avanzada la contienda en ambos bandos, como imagen fija del cambio social y político que estaba a punto de producirse, extendiendo su éxito a toda Europa y Latinoamérica Finalmente es retirado de la zona republicana al conocerse que Imperio y Florián han sido contratados para rodar una película en la Alemania nazi, aunque continuaría su carrera imparable una vez finalizada la guerra, reponiéndose una y otra vez con idéntica acogida. El coste de la cinta cifrado en 520.000 pesetas de la época se superó solo con la recaudación en el local de su estreno, lo que da idea del fenómeno comercial que supuso la película en su momento, llegando a alcanzar más de las quinientas proyecciones consecutivas en el mismo cine. 





El ritmo de la cinta es excelente, las situaciones cómicas irresistibles y la verborrea de los protagonistas deliciosa. Florián intenta dotar en todo momento a la cámara de movilidad para eliminar de este modo su procedencia teatral, utilizando el montaje, los travelling y sobreimpresiones como forma de contar la historia de un modo cinematográfico, aunque su exceso de diálogos y escenarios casi únicos siguen haciendo referencia al origen de la pieza en algunos momentos de la cinta. Un estilo de cine que sería imitado hasta la saciedad con menos originalidad y talento, en las siguientes décadas. Con la llegada de la dictadura el cine popular español perdió una parte importante de su espontaneidad volviéndose más rígido y acartonado, acentuando los falsos tópicos y convirtiendo la espontaneidad en cliché. Esto fue harto evidente en la continuación de la historia del fiscal y la gitana titulada "Gracia y justicia" dirigida en 1940 por Julián Torremocha con Mary Santamaría, Roberto Font y Salvador Soler Marí sustituyendo al elenco de "Morena Clara" y que pasó sin pena ni gloria por las pantallas, a pesar del llamamiento que se hacía en la publicidad del filme como 2ª parte de "Morena Clara".

Como ya se ha comentado en 1954 Luis Lucia filmaría una segunda versión del asunto con Lola Flores, Miguel Ligero y Fernando Fernán Gómez, que si bien no alcanzaba las cotas del original, se alzaba como una cinta divertida donde brilla la comicidad de su elenco y la originalidad de Lucia a la hora de dar la vuelta al argumento adaptándolo a los nuevos tiempos, permaneciendo como uno de los títulos más populares de la filmografía de Lola Flores cuyo temperamento brilla siempre por encima del argumento. Esta versión cuenta con un comentario propio en el canal cuyo enlace os dejo en la descripción del video para aquellos que queráis revisar las características de ambos filmes.