Sin duda alguna es el título más significativa de la canción española, la pieza más conocida y versionada de todo el repertorio. Es obra de tres de los autores más prolíficos y con más talento del género el músico Manuel Quiroga y los letristas Valverde y Rafael de León. La exquisita poesía de su letra, la candencia de su música, unida a la sensibilidad y fuerza con que trata la historia entre una prostituta y el macho al que se entrega en una noche de amor apasionada quedando prendada de su mirada, ha sido fuente de inspiración para la práctica totalidad de cantantes femeninos y masculinos que han abordado el género e incluso para los que lo han tocado de refilón en alguna ocasión. Su reconocida calidad es a día de hoy incuestionable.
Como ocurre con otras muchas piezas famosas el origen de su presentación es difuso, quedando perdido en la memoria de los años 30 del siglo XX. Varios artistas se disputaron la autoría de su estreno, lo que ha hecho a los estudiosos de la Copla adentrarse en la historia para intentar esclarecer las circunstancias de su presentación, sin lograrlo completamente. Sin duda alguna la artista a quién permanece asociada en la memoria es Concha Piquer, quién realizó una creación insuperable primero acompañada a la guitarra a principios de los años 40 y otra definitiva con orquesta en 1955 cuando ya era considerada la canción bandera de su repertorio, pero desde su origen el cantante Miguel de Molina se atribuyó el honor de ser el primero en interpretarla e incluso refirió que Rafael de León la había compuesto para él en 1931, año en que fue registrada por el autor.
Lo cierto es que ni el artista malagueño, ni Concha Piquer serían los primeros en presentarla, el estreno queda difuso entre la desconocida Blanquita Suárez y Estrellita Castro durante la guerra civil y se cuenta que fue Consuelo Heredia la primera en grabarla, aunque parece ser que no obtuvo éxito hasta que la interpretase Miguel de Molina a finales de la contienda, registrándola en disco en 1940 a la vez que Concha Piquer, alcanzando el favor definitivo en labios de la tonadillera valenciana, lo que hizo que se considerase en adelante una creación de esta. Lo que es seguro es que la Piquer fue quien más veces la cantó convirtiéndola en inmortal, en una versión dulce y desgarrada a la vez.
A parte de los ya mencionados entre los artistas que han interpretado esta magnífica canción con mayor o menor fortuna se encuentran Isabel Pantoja, Carmen Flores (por bulerías), Manolo Escobar, Imperio de Triana, Concha Márquez Piquer, Martirio (quién hizo una personalísima versión con cadencias de jazz al piano) o María José Santiago. En época más actual ha tenido acertadas adaptaciones en la garganta de Pasión Vega, Diana Navarro o Miguel de Poveda. Señalar también como rareza las versiones de dos artistas ajenos al mundo de la copla que se han visto atraídos por su magia ratificando su calidad musical, los insignes cantantes líricos Plácido Domingo y Montserrat Caballé que la grabaron en sendos discos dedicados a la copla y otros temas populares.
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