domingo, 24 de septiembre de 2017

Cine y Zarzuela






Prácticamente desde sus orígenes el cine español mostró especial predilección por la adaptación de obras del teatro musical por excelencia en nuestro país, la zarzuela. De este modo ya en la etapa silente, pioneros de la producción española como José Buchs o Florián Rey entre otros plasmaron algunos de los títulos más conocidos del género como "La verbena de la Paloma" (1921), "Maruxa" (1923), "Curro Vargas" (1923), "La Revoltosa" (1924) o "Gigantes y Cabezudos" (1925). A pesar de verse privadas de su principal atractivo, la música, todas ellas tuvieron en su momento una buena acogida comercial, lo que indica lo enraizada que estaba la zarzuela en la cultura popular. El público que conocía las obras al dedillo por haberlas visto representadas en teatro, sentía interés por verlas retratadas en el cinematógrafo aunque sus imágenes carecieran de sonido y se vieran privados del hechizo de sus cantables.




Con tan favorables antecedentes se hacía inevitable que con la llegada del sonido los productores y profesionales españoles siguieran el camino marcado durante el período mudo, puesto que ahora tendrían la posibilidad de mostrar las obras en todo su esplendor. Así las cosas el primer filme completamente hablado en nuestro país fue la adaptación de la zarzuela "Carceleras" dirigida en 1932 por el incansable José Buchs, que ya había realizado una versión muda del mismo asunto diez años atrás. El éxito del cine musical en estos primeros años del sonoro es aplastante, por lo que junto a la producción de títulos folklóricos de ambiente principalmente andaluz, proliferan las adaptaciones zarzueleras de obras tan conocidas como "La Dolorosa" (1934), "Doña Francisquita" (1934), "La reina mora" (1936) o de nuevo "La verbena de la Paloma" (1935), la mejor adaptación hasta el momento llevada a la pantalla debida al genio brillante de Benito Perojo y una de las mayores producciones salidas de los estudios nacionales hasta entonces. En estos años del período republicano el éxito de estas películas no se limita al mercado ibérico, todos estos títulos corren singular fortuna comercial al ser proyectadas al otro lado del Atlántico en los países de habla hispana, situando la industria española en uno de sus momentos de mayor esplendor.




El estallido de la guerra civil, obliga a la mayor parte de los profesionales del cine a viajar fuera de nuestro país para continuar rodando, principalmente a Italia y Alemania. Durante esta etapa se siguen produciendo títulos como "Bohemios" (1937) de Francisco Elías o una aproximación de la ópera Beaumarchais "El barbero de Sevilla" (1938) dirigida por Perojo en Berlín, con algunas de las principales estrellas del cine español del momento.




Tras la contienda la producción española se reanuda con especial relevancia de títulos de entretenimiento que hicieran al pueblo evadirse de la dura realidad cotidiana, en este contexto proliferan títulos musicales, entre los que no pueden faltar las adaptaciones de zarzuelas,"El rey que rabió" (1939), "Gloria del Moncayo" (1940) versión de "Los de Aragón" del maestro Serrano, "Sucedió en Damasco" trasunto de "El asombro de Damasco" de Pablo Luna o la nueva versión de "La Revoltosa" protagonizada por Tony Leblanc y Carmen Sevilla en 1949 son algunos títulos rodados durante estos años.




En la década de los 50 se ruedan entre otras una versión en color de "Doña Francisquita" (1952) y varios filmes que si bien no se basan en ninguna obra concreta, presentan una antología de los números más populares del género chico, entre estos títulos se cuentan "Teatro Apolo"(1950), "De Madrid al Cielo" (1951) ambos de Rafael Gil, "La danza del corazón" y "Música de Ayer", película pensada para el lucimiento de la excelente soprano Ana María Olaria.




Los años 60 son testigo de profundos cambios sociales y culturales. El auge de la música pop y las corrientes musicales sajonas, desplazan a los ritmos y temas clásicos españoles, sin embargo los productores siguen confiando en el tirón comercial de la zarzuela, intentando eso sí realizar adaptaciones con un aire más moderno. En esta línea José Luis Sáenz de Heredia dirige una nueva versión de "La verbena de la Paloma" (1963) con Conchita Velasco y Vicente Parra a la cabeza y un soberbio reparto de actores cómicos que convierten el filme en un gran éxito. En 1964 le toca de nuevo el turno a "La Revoltosa" (1964), la obra que más veces ha sido llevada a la pantalla. Lo haría de nuevo en 1969 dirigida por Juan de Orduña dentro de la serie de zarzuelas encargadas al director por televisión española, cuyo éxito hizo que fueran estrenadas en pantalla grande, además de la ya citada, "El Caserio" (1969), "La canción del olvido" (1968), "Las golondrinas" (1967), "Bohemios" (1967), "Maruxa" (1968) y "El Huésped del sevillano" (1970).







Esta serie se convierte en el "canto del cisne" de la zarzuela en la pantalla. Los nuevos tiempos y loa elevados costes de estas producciones, limitan las representaciones zarzueleras a su ámbito natural, la escena, donde sigue gozando del favor del público, si bien es cierto que alimentándose de un repertorio clásico, con poca cabida para estrenos de relieve.




No podemos olvidar en este recorrido por la zarzuela cinematográfica la última traslación del género a la pantalla hasta el momento, "La Corte de Faraón" dirigida en 1985 por José Luis García Sánchez. En este caso el director usa la representación de la popular obra para realizar una divertida y feroz crítica de la España franquista de postguerra y la censura, haciendo que la partitura del maestro Lleó sirva a los intereses del argumento, a pesar de que los herederos del compositor pusieron como condición la escenificación completa de la obra a la hora de ceder los derechos cinematográficos. El filme se apoyaba en un fantástico guion de Rafael Azcona que incorporaba a la perfección al tiempo la gracia pegadiza de la música con el mundo de racionamiento, desigualdad social y pícara supervivencia de la época en que se ambienta. Una obra redonda.

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