martes, 26 de septiembre de 2017

Concha Piquer... Fué en Nueva York... (2ª Parte)





Al llegar a la capital de los rascacielos, donde se iban a dar unas representaciones de "El gato montés", Conchita aburrida se puso a canturrear por los pasillos del Park Theatre. Al escucharla el empresario del local John Cort, quedó prendado de la gracia y voz de aquella mocosa exigiendo al maestro Penella que la incluyese en la representación del día siguiente. El compositor se opuso alegando que aquello era imposible ya que la obra iba a ser representada íntegramente en inglés y Conchita no tenía ningún conocimiento de aquel idioma. Sin embargo ante la insistencia del empresario americano, Penella compuso a toda prisa un pregón en castellano para que la artista lo cantase durante la representación de su ópera. Al día siguiente Conchita salió al escenario del Park Theatre vestida de chiquillo con unos pantalones del maestro cantando "El florero", con tal éxito que tuvo que repetir el número seis veces ante el entusiasmo del público que asistía a la representación. La crítica a la mañana siguiente al desconocer el nombre de aquel "muchacho" que había armado tal revuelo y no aparecía acreditado en los programas, se refirió a ella como "The flower´s boy" (el chico de las flores).




Tras aquel inesperado golpe de suerte Conchita no se movió ya de Nueva York, abandonando la idea de la gira mexicana. Los hermanos Schubert, dos de los empresarios más importantes de aquella época, la contrataron para cantar en el Winter Garden donde permaneció más de un año con "El florero". Los mismos empresarios le ofrecieron participar en varios espectáculos donde compartiría cartel con artistas de la talla de Al Jolson, Eddie Cantor o Jeanette McDonald, figuras míticas del music hall americano, llegando a cobrar la astronómica cifra de dos mil quinientos dólares semanales, cantidad considerable para una estrella incipiente.




Por aquellos años firma un contrato con la Columbia americana, con quien realiza sus primeras grabaciones discográficas consistentes en algunas canciones populares como "Amapola", su éxito "El florero" y algunos números regalo del maestro Penella como "En tierra extraña", basada en una anécdota real acontecida a ambos durante una nochebuena neoyorkina, y especialmente "La Maredeueta" canción que contaba la historia de amor entre un escultor y la musa que le inspira nada menos que la imagen de "La Virgen de los Desamparados", patrona de Valencia tierra natal de ambos artistas. Por entonces Penella se había convertido en su protector y amante, el primer romance en la vida de Conchita, quién se entregó a esta aventura en agradecimiento al hombre que confió en ella y la encumbró como artista.




También en aquella época se da una circunstancia importante, casi desconocida hasta hace poco tiempo. Durante su estancia neoyorkina llamó la atención de Alexander Lee De Forest, pionero en el sistema de grabación de películas sonoras Phonofilm, quién en 1923 registro su voz e imagen en una película corta de 11 minutos descubierta recientemente en la Biblioteca del Congreso Americano. Esta cinta podría ser uno de los primeros documentos de cine sonoro de la historia, cuatro años antes del célebre "Cantor de Jazz" (1927), convirtiéndose Conchita en la protagonista de la primera película hablada en español. En este corto la artista con solo 15 años se mueve con desparpajo cantando y bailando el fado "Ainda mais", el pasodoble "Niña de que te las das" y un cuplé, además de representar una pequeña escena hablada en la que aparece caracterizada como ruda aragonesa. Una pequeña joya recuperada para la posteridad.




De estos años son también las famosas imágenes que la inmortalizan prácticamente desnuda frente al objetivo de fotógrafo Mr. Murray como parte de la promoción de uno de sus espectáculos. En ellas una desinhibida Conchita juega con su juvenil desnudez cubriéndose tan solo un tímido mantón y las trasparencia de una moderna negligee.




En 1927 llegan noticias de España que hablan de la delicada salud de una de sus hermanas, haciendo que la artista y su madre den por finalizada su aventura americana y hagan el equipaje rumbo a nuestro país... (continuará)

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