martes, 26 de abril de 2022

Sara Montiel… La consagración cinematográfica (3ª parte)

 

En el verano de 1955, antes de comenzar el rodaje de “Yuma”, Sara viaja a España en compañía de su madre para visitar a la familia. Durante su estancia en Madrid, su representante Enrique Herreros, le habla de un proyecto que tiene pensado rodar Juan de Orduña sobre la historia del cuplé a través de la vida de una artista del género. En aquella ocasión el proyecto se encontraba en fase de preproducción y no se contaba con la financiación necesaria para arrancarlo, con lo que la actriz regresa a Estados Unidos. Unos meses más tarde cuando el rodaje está en condiciones de comenzar, es requerida por Enrique Herreros, aunque tiene que pagarse el pasaje hasta Madrid ya que el dinero conseguido por Orduña es el justo para realizar la película. En septiembre de 1956 con un presupuesto inicial de ocho millones de pesetas, da comienzo el rodaje de “El último cuplé”.


Como es bien sabido nadie creía en las posibilidades de este folletín musical con la historia del cuplé como telón de fondo. En los años cincuenta el cuplé era un género olvidado, y Juan de Orduña anduvo mendigando por todas las productoras de la época para encontrar la financiación necesaria. Finalmente se decidió a producir él mismo con ayuda de su hermano, aunque la distribución de la cinta correría a cargo de Cifesa, que además puso casi la mitad del presupuesto final. Inicialmente Sara no era la artista prevista para interpretar las canciones de la película, para ello estaba previsto contratar a una conocida cantante de aquel tiempo. Según se cuenta Orduña pensaba en Imperio Argentina, Concha Piquer o Lilián de Celis para este cometido. Pero los altos honorarios propuestos por estas hacen imposible la contratación de otra artista, por lo que el realizador decide que sea la propia Sara quien ponga voz a los viejos cuplés. Fue la locura... Estrenada en el cine Rialto de Madrid, para cubrir la cuota de pantalla, que exigía la exhibición de dos películas españolas, a cambio de una americana, la película obtiene un éxito sin precedentes, manteniéndose cerca de un año en el local de su estreno, convirtiendo a Sara Montiel de la noche a la mañana en la mayor estrella de la pantalla española.


El impacto del personaje es tan grande que hace que todo el cine español de la época se mueva a su son. La moda de la nostalgia invade el país y las películas musicales sobre la “Belle Époque” se apoderan de la cartelera. Lilian de Celis interpreta “Aquellos tiempos del cuplé” (1958), Marujita Díaz “Y… después del cuplé” (1959), Alberto Closas y Silvia Pinal protagonizan la comedia musical “Charlestón” (1959), Mikaela hace lo propio en “La reina del Tabarín” y “Vampiresas 1930”, Mary Santpere hace reír en “Miss Cuplé” (1959) y Queta Claver se mete en la piel de “La Bella Mimí” (1961), solo por citar algunos ejemplos.

A partir de entonces productores y casas discográficas, que no habían apostado nada por su éxito como cantante, se disputan a la artista. Juan de Orduña ofrece a Sara la posibilidad de volver a trabajar juntos en “La Tirana” (1958), proyecto largamente acariciado por el director, que narraba la historia de Mª del Rosario Fernández, una trágica de la época de Goya. Sin embargo Sara no queda convencida con el argumento, por lo que declina la oferta. La película es finalmente protagonizada por Paquita Rico, pasando por las pantallas con más pena que gloria. A cambio la estrella firma un sustancioso contrato con Benito Perojo protagonizando su segundo bombazo consecutivo, “La Violetera” (1958). Dirigida con gran sabiduría por el argentino Luis César Amadori, que pone la historia al servicio del lucimiento exclusivo de su protagonista. La producción sería mucho más cuidada que la anterior y con ella la artista no solo consolida su posición en la industria, sino que se lanza a la conquista del mercado internacional. Protagonizada junto al actor italiano Raf Vallone, la película obtiene una gran repercusión en todos los lugares donde es estrenada, impulsando la gestación de un mito que, con pocas variantes sobre la fórmula que lo encumbró, se mantuvo en el cine durante dos décadas, ampliando su impacto a la escena y la televisión como parte de la cultura española de finales del siglo XX… (continuará)



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