En el verano de 1955, antes de comenzar el rodaje de “Yuma”, Sara
viaja a España en compañía de su madre para visitar a la familia. Durante su
estancia en Madrid, su representante Enrique Herreros, le habla de un proyecto
que tiene pensado rodar Juan de Orduña sobre la historia del cuplé a través de
la vida de una artista del género. En aquella ocasión el proyecto se encontraba
en fase de preproducción y no se contaba con la financiación necesaria para
arrancarlo, con lo que la actriz regresa a Estados Unidos. Unos meses más tarde
cuando el rodaje está en condiciones de comenzar, es requerida por Enrique
Herreros, aunque tiene que pagarse el pasaje hasta Madrid ya que el dinero
conseguido por Orduña es el justo para realizar la película. En septiembre de
1956 con un presupuesto inicial de ocho millones de pesetas, da comienzo el
rodaje de “El último cuplé”.
A partir de entonces productores y casas discográficas, que no habían apostado nada por su éxito como cantante, se disputan a la artista. Juan de Orduña ofrece a Sara la posibilidad de volver a trabajar juntos en “La Tirana” (1958), proyecto largamente acariciado por el director, que narraba la historia de Mª del Rosario Fernández, una trágica de la época de Goya. Sin embargo Sara no queda convencida con el argumento, por lo que declina la oferta. La película es finalmente protagonizada por Paquita Rico, pasando por las pantallas con más pena que gloria. A cambio la estrella firma un sustancioso contrato con Benito Perojo protagonizando su segundo bombazo consecutivo, “La Violetera” (1958). Dirigida con gran sabiduría por el argentino Luis César Amadori, que pone la historia al servicio del lucimiento exclusivo de su protagonista. La producción sería mucho más cuidada que la anterior y con ella la artista no solo consolida su posición en la industria, sino que se lanza a la conquista del mercado internacional. Protagonizada junto al actor italiano Raf Vallone, la película obtiene una gran repercusión en todos los lugares donde es estrenada, impulsando la gestación de un mito que, con pocas variantes sobre la fórmula que lo encumbró, se mantuvo en el cine durante dos décadas, ampliando su impacto a la escena y la televisión como parte de la cultura española de finales del siglo XX… (continuará)
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