Este título supuso el tercer bombazo comercial consecutivo de Sara Montiel, tras su salto al estrellado con el inesperado éxito de “El último cuplé”. De cara a seguir explotando la vena erótica de la actriz se acudió a uno de los personajes de tentadora más famosos de la historia, la pasional gitana ideada por Prosper Mérimée que tanto contribuyo a esa imagen típica y tópica de España y Andalucía. Carmen es posiblemente uno de los personajes femeninos que más veces ha sido llevado a la pantalla en diferentes versiones, la mayoría de ellas bastante libres sobre el original literario, más cercanas a la representación de la imagen erótica de la vampiresa que somete con su belleza y falta de escrúpulos al hombre, dejando clara la supremacía de la tentadora que como no podía ser de otro modo recibe el inevitable castigo, por su carácter liberal e individualista. Por más que el triunfo de Carmen es claro sobre cualquier juicio moral cuando exclama “Carmen nació libre y libre morirá”… Toda una declaración de principios propios de la literatura romántica del siglo XIX.
El personaje había sido adaptado en cine ya en tiempos del mudo con
Pola Negri, vampiresa por excelencia del período silente, Geraldine Farrar o
Dolores del Río, todas ellas actrices de gran belleza y sensualidad. Entre las
múltiples versiones desde la llegada del sonido, la más famosa sería la protagonizada
por la encendida cabellera de Rita Hayworth en “Los amores de Carmen” (1948),
si bien el referente en nuestro país era la interpretada por Imperio Argentina
en la producción hispano-alemana “Carmen, la de Triana” (1938), una adaptación
mucho más cercana al espíritu folklórico de esta nueva versión a mayor gloria
de la belleza y carisma de la Montiel. El guion de Arozamena, Mas Guindal,
Sastre y el propio Demicheli, realizador de la cinta, aprovechaba el tirón
comercial de la protagonista fuera de nuestras fronteras, especialmente en
Francia, trasladando el argumento de la novela original al periodo de ocupación
francesa y de la guerra de la independencia contra las tropas napoleónicas. Situando
el triángulo amoroso desatado por la figura de Carmen entre un soldado francés
y un guerrillero español. El torero Escamillo aparece aquí con el nombre de
Lucas, convirtiéndose en un personaje secundario mucho más desdibujado que en
la obra original, interpretado por un apuesto Germán Cobos.
La historia es una versión libre de la novela de Mérimée. Cuenta
los amores de Carmen, una gitana de arrebatadora belleza que canta en un tablao
de Ronda. La muchacha es un espíritu libre que juega con los hombres a su
antojo buscando su propio provecho. Hasta que se enamora de un soldado de las
tropas de ocupación francesa viéndose envuelta en una tumultuosa pasión que le
arrastra a un dramático final. Como era habitual en el cine de la Montiel, una
mujer emancipada y con una sexualidad tan directa no podía terminar bien según
los estrechos parámetros de la censura de la época, por lo que se veía obligada
a terminar sola o morir, como en este caso. La cinta producida por Benito
Perojo, tiene una factura muy cuidada, lo que declara la importante inversión
realizada en su realización sabiendo que jugaba una baza comercial segura, dada
la popularidad y tirón de la actriz.
La parte musical, baza fundamental de la historia, está igualmente
cuidada para que Sara luzca su personalísimo estilo como cantante,
interpretando un ramillete de conocidísimas canciones que en la voz pastosa y
lenta de la Montiel cobran una nueva y singular expresión. “Ojos Verdes”, “Los
Piconeros”, “Carceleras del puerto”, “Falsa Monea”, “El día que nací yo” o
“Antonio Vargas Heredia” fueron arregladas por Gregorio García Segura bajo la
dirección del maestro Juan Solano, para deleite de los fans de la estrella y la
copla en general. Cabe destacar que la fama internacional de la Montiel era tal
que se solían rodar escenas adicionales para el mercado exterior en el que la
artista interpretaba otros temas distintos a los del montaje final para el
mercado español. En esta ocasión para la versión internacional la actriz
interpretaba dos temas cantados en francés que no aparecen en la copia
española, lo que genera un singular anacronismo dentro de la historia, ya que
no deja de resultar extraño escuchar a una gitana deleitar a las tropas de Napoleón
con “La Carmagnole” y “Gitana” en lengua gala. Ambos temas sustituían a “Ojos
Verdes” y “Antonio Vargas Heredia” presentes en la copia española. También
cantaba Sara en francés una adaptación de los tanguillos “Me pidas lo que me
pidas” que no fue editada en disco, al contrario que los dos temas
anteriormente citados que sí aparecían en la banda sonora que se comercializó. También se conservan en la versión francesa algunas escenas que por censura eran impensables en la España del momento y en las cuales se acentuaba aún más el carácter sexual y apasionado de la protagonista. Es especialmente interesante en este sentido la escena en la que José y Carmen viven su primera noche de amor, que en la copia española se corta con los amantes besándose contra la pared de la habitación mientras la cámara sale de plano por la ventana. En la versión francesa el objetivo rebota desde la ventana recogiendo el rostro placentero de Carmen mientras el soldado desaparece por debajo de su cintura, para pasar a continuación a la cama donde unos primeros planos de las manos retorciéndose de placer y el rostro de los amantes besándose aluden claramente al acto sexual que se está desarrollando.
Como era de esperar la película se convirtió en un gran éxito de
taquilla, permaneciendo casi un año en cartel en diversos cines como los
anteriores vehículos de la Montiel, obteniendo idéntica fortuna fuera de
nuestro país, gracias a su pintoresquismo y la fama de su estrella. En Francia
y Alemania se estrenó con el título de “Carmen de Granada”, en EEUU “The devil
made a woman” y en Italia “Duello Implacable”.
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