lunes, 21 de marzo de 2022

"La fierecilla domada" (1955) Antonio Román

 



El éxito de “Congreso en Sevilla” (1955) en la que Antonio Román modernizaba la imagen y recursos interpretativos de Carmen Sevilla, haría que el productor Benito Perojo que tenía a la estrella bajo contrato, contratase de nuevo a Román para dirigir este nuevo vehículo para lucimiento de la artista, basada en la célebre comedia de William Shakespeare a la que se le añadió un toque de humor más local a través de la adaptación que llevarían a cabo José María Arozamena, Antonio Lara “Tono” y el propio Román, quién de este modo tomaba el control creativo y la autoría de un proyecto inicialmente de encargo. Perojo costearía el filme en coproducción con Francia, donde Carmen Sevilla tenía una gran proyección especialmente por sus películas junto a Luis Mariano, auténtico ídolo en el país vecino.

La cinta cuanta la historia de la fogosa y temperamental Catalina, la bella hija de un comerciante de la costa levantina cuyo endiablado carácter trae de cabeza a todos cuantos la conocen. Hasta la residencia de dicha dama llega Beltrán de Lara, una especie de Don Juan aventurero que se toma como un asunto personal domar a tan fiera dama. Con tales fines pide al padre de la muchacha su mano, con el deseo de convertirla en su esposa, a lo que este acepta encantado con tal de librarse de su impulsiva hija. Tras una serie de peripecias Beltrán contrae matrimonio con Catalina, llevándosela a su hacienda con el fin de hacerle doblegar su genio. A base de sarcasmo, fingida indiferencia y paciencia, el caballero logra que Catalina se entregue a sus brazos enterrando a la “fierecilla” que se rinde a la llamada del amor.


Aunque la película estaba planteada como un vehículo para el lucimiento de su protagonista, la sabiduría cinematográfica de Román consiguió llevar la historia más allá, convirtiéndose en una de sus obras mejor acabadas. La dirección de actores, la ambientación de la cinta y el sabio uso del color, se cuentan como algunos de los aciertos del filme. El realizador fotografía el vestuario de Catalina en apasionados tonos rojizos, que reflejan su temperamento indómita e impulsivo, mientras que el galán aparece con ropajes de tonos verdosos sugiriendo un carácter más tranquilo y paciente.


Pero por encima de toda consideración “La fierecilla domada” es Carmen Sevilla en la cumbre de su belleza y talento. La actriz sabría sacar un partido tan extraordinario al personaje que se convertiría en su mejor interpretación hasta el momento y una de las piedras angulares de su filmografía. Tanto es así que su trabajo se vería reconocido con varios premios, entre ellos el de mejor actriz del año concedido por el Círculo de Escritores Cinematográficos y su homónimo del Sindicato Nacional del Espectáculo, colocándose a la cabeza de las estrellas españolas del momento. A su lado un sensacional Alberto Closas, recién llegado de Argentina, cuya apostura y picardía son el contrapunto ideal de la dama en esta batalla de sexos medieval. Closas estaba recién llegado de su exilio argentino, país al que hubo de huir con su familia tras la guerra civil. En Buenos Aires había desarrollado un intenso periplo cinematográfico, regresando a España en 1954 a instancias de Juan Antonio Bardem para protagonizar “Muerte de un ciclista” (1955). Desde entonces el actor se afincaría de nuevo en nuestro país encadenando una serie de éxitos en cine y teatro hasta su fallecimiento. Su papel de Beltrán de Lara en esta cinta le valdría igualmente el premio al mejor actor del año del Círculo de Escritores Cinematográficos, sentando las bases que le convertirían en uno de los intérpretes más reconocidos de nuestro cine.




Por la parte francesa intervendrían la actriz Claudine Dupuis como Blanca, la hermana menor de Catalina, el cómico Raymond Cordy como Bautista de Martos, padre de la protagonista y Jacques Dynam como el escudero de Beltrán, un personaje que estuvo a punto de interpretar el gran José Isbert pero no pudo hacerlo por haber adquirido compromisos previos. Manolo Gómez Bur, Joaquín Portillo y Luis Sánchez Polack completarían el elenco español. Cabe destacar como anécdota la participación de una jovencísima debutante llamada Conchita Velasco en el papel de una de las criadas de “la fierecilla”. La actriz contaba en el programa “La noche del cine español” que su inexperiencia ante las cámaras, unido al nerviosismo que le producía la escena en la que debía participar ayudando a Carmen Sevilla en su baño a la vuelta de una cacería, hizo que le tirase un jarro de agua a la estrella por la cabeza estropeándole el peinado y maquillaje, habiendo de repetirse la toma tras la correspondiente paralización del rodaje. Esto no solo no fue motivo de tensión, sino que al parecer Carmen y Concha mantendrían años después una cordial amistad a lo largo de los años.

Mención especial merece también la música de Augusto Algueró, quién unos años más tarde se convertiría en el primer marido de la protagonista de la cinta y cuya canción "Amor ¿Dónde estás amor?", leitmotiv de la banda sonora, se haría inmensamente popular convirtiéndose en uno de los temas más conocidos de Carmen Sevilla como cantante.




La película tendría una buena acogida comercial tanto en España como en Francia, donde se estrenaría con el título de “La mégère apprivoisée”, en Italia como “La Vergine Ribelle” y en Alemania "Der biderlpenltigen zähmung". El éxito de la cinta llevaría a Carmen Sevilla a rodar el siguiente año una nueva comedia de ambiente medieval en coproducción con Francia junto al ídolo galo Fernandel, basada en el célebre conquistador español Don Juan titulado “El amor de Don Juan”.




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