lunes, 24 de junio de 2019

"Bambú" (1945) José Luis Sáenz de Heredia


A pesar de ser concebido como una producción de alto presupuesto y calidad “Bambú” se convirtió en el primer fracaso cinematográfico de Imperio Argentina en una carrera hasta entonces jalonada de éxitos. De este modo la fortuna comercial de la que había sido la mayor estrella de nuestro cine comenzaba a apuntar síntomas de agotamiento. No es ajeno a ello la falta de entendimiento que, al parecer, se produjo entre la temperamental artista y el director de la cinta José Luis Sáenz de Heredia y  la mala elección del personaje, ya que Imperio interpretaba a una indígena adolescente cuando la actriz contaba ya 35 años, despropósito que se veía acentuado ante la insultante juventud y belleza de su antagonista en la cinta, una casi debutante Sarita Montiel de 17 años de edad. 



Tras el éxito comercial y de crítica que supuso su anterior película “Goyescas” (1942) dirigida por Benito Perojo, Imperio Argentina se embarca en este proyecto que a priori tenía todos los elementos para resultar un nuevo triunfo en su carrera. Por un lado estaba la música de Ernesto Halffter, uno de los compositores españoles más importantes del siglo XX discípulo directo de Manuel Falla, que compuso una partitura extraordinaria que mezclaba con acierto ritmos españoles y cubanos. A la banda sonora de Halffter se sumaban canciones populares del cubano Moisés Simón autor de "El Manisero" De otro la dirección de José Luis Sáenz de Heredia, el director favorito de aquellos años y uno de los profesionales más importantes de su tiempo a cuyo compás se movía el resto de la producción española del momento. El reparto de la película era así mismo excepcional. El galán Julio Peña en la cumbre de su popularidad gracias fundamentalmente a su participación en títulos militares y las comedias blancas de Juan de Orduña. Fernando Fernán Gómez como galán cómico, que realiza una formidable interpretación equilibrando los excesos melodramáticos de la cinta. Y los magníficos secundarios Alberto Romea, José Mª Lado, Fernando Fdez de Córdoba y Julia Lajos, todos ellos actores de primerísima categoría imprescindibles en la pantalla española de aquellos tiempos. Para finalizar la breve, pero destacable intervención de una rubia y jovencísima Sarita Montiel, que iniciaba por aquel entonces su carrera, defendiendo con acierto el papel de la repipi y consentida hija del gobernador militar de la isla de Cuba.



Sin embargo todos estos elementos no bastaron para convencer al público con una historia que resultaba demasiado pretenciosa y quedaba un tanto desangelada en su resultado final, aunque hay que reconocer que la cinta no está exenta de aciertos, como corresponde a la siempre eficaz dirección de Saenz de Heredia un hombre gran conocedor de su oficio, que en esta ocasión se muestra demasiado académico para un film que hubiera necesitado un ritmo más ágil y desenfadado como corresponde a un musical. Vista hoy da la sensación de que todos los artífices de la película abordaron el proyecto con una gravedad que hizo naufragar un filme que con un tratamiento menos elitista y más popular hubiera resultado infinitamente más atractivo.



El argumento cuenta la historia de amor entre Bambú, una muchacha cubana que canta primorosamente y vende fruta por las calles de la Habana y un compositor español al que el fracaso profesional y amoroso le llevan a alistarse como soldado en la isla antillana. Allí conocerá a la muchacha surgiendo entre ambos una pasión que se verá truncada por las revueltas políticas locales que pondrán un punto final dramático al romance, momento que es aprovechado por el guion para una desmadrada apoteosis en la que cabe de todo hasta un cuerpo de baile disfrazado de indígenas teñidos entre los que se encontraba una figurante desconocida llamada Nati Mistral pintada de chocolate.



Imperio hace lo que puede con un papel bastante desdibujado que no le va en absoluto a pesar del empeño que ella pone en defenderlo con un acento que a veces resulta más andaluz que cubano, haciendo que incluso una actriz tan competente como ella salve a duras penas la función. Lo mejor de la cinta es sin duda la parte musical, tanto la orquestal como los cantables que la estrella interpreta con su calidad y buen gusto habituales, en una partitura difícil que pone a prueba su registro vocal saliendo airosa gracias sus años de estudio clásico. Su voz lírica, diáfana, llena de cadenciosa dulzura vuela sobre las notas de la banda sonora remarcando la belleza de la misma, dando cuenta de la sabiduría y talento musical de esta excepcional artista.




Como anécdota cabe comentar que, de manera incomprensible, en Italia la película llevaría por título "Lolita", utilizado seguramente con la intención de delatar su procedencia española usada como reclamo comercial para el público de aquél país. Tras la fría acogida de “Bambú” la estrella partiría rumbo a su país natal, Argentina, donde interpretaría sus siguientes títulos a las órdenes del madrileño Benito Perojo, otro de los nombres fundamentales de nuestro cine, que también se había afincado en este país buscando reactivar su carrera como director. 






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