viernes, 26 de mayo de 2023

“La Cigarra” (1948) Florían Rey

 

Imperio Argentina y Florián Rey, habían sido la pareja que mayores éxitos había dado al cine español en los años anteriores a la guerra civil y en cierta forma, el cómo director, ella como intérprete, habían sentado las bases de la producción musical sonora en España. Volver a juntarlos se suponía una apuesta comercial y de prestigio garantizado, pero el proyecto fue acogido con desgana por casi todos los principales artífices de este, resintiéndose lamentablemente en el resultado final. El matrimonio se había separado tras la fallida experiencia de “La canción de Aixa” (1939), la segunda cinta que ambos rodaron en la Alemania nazi durante la guerra civil española tras uno de los filmes más logrados del tándem, “Carmen, la de Triana” (1938). Dicha unión terminó al parecer de un modo bastante tumultuoso y la estrella abandonó el hogar conyugal con la intención de poner tierra de por medio en su relación. Sin embargo, a decir de muchos, Florián nunca olvidaría a Imperio y con la intención de propiciar una reconciliación planteó este filme que resultó desangelado desde el primer momento. En palabras de su protagonista “no quería hacer la película y pidió mucho dinero para que la rechazasen”, sin embargo la productora creyendo jugar una baza comercial segura aceptó sus exigencias y esta se sumó al rodaje de la cinta. La actriz comentaría que fue la única vez en su vida en la que trabajó solo por dinero, ya que no le gustaba ni el personaje, ni el argumento y mucho menos volver a trabajar a las órdenes de su ex marido, pero la oferta económica y la oportunidad de volver a ver al hijo de ambos que vivía con Florián fueron decisivos a la hora de decidirse a protagonizar la película.


Intentando cerrar el círculo se recurrió incluso a Miguel Ligero como coprotagonista, resucitando la pareja cinematográfica que con tanto éxito había brillado en títulos como “Nobleza Baturra” (1935) o “Morena Clara” (1936), pero incluso Ligero se mostró desdibujado y poco eficaz en un personaje que le ofrecía pocas ocasiones de lucir su singular gracejo, muy alejado de los roles que con tanta fortuna había interpretado junto a Imperio a las órdenes de Florián en el pasado. Ni siquiera la presencia de un jovencísimo Tony Leblanc que iniciaba por entonces sus andaduras en el cine, ni el cantante argentino Roberto Furgazot lograron levantar la función, quedando como uno de los títulos más olvidados en la carrera de la otrora invencible Imperio y marcando el principio del fin de Florián Rey como realizador, uno de los pioneros más importantes de nuestro cine con títulos grabados por derecho propio en la historia del celuloide español. En adelante la carrera del director aragonés iría en franco declive limitándose a una serie de filmes de encargo principalmente al servicio de las estrellas folklóricas del momento como Carmen Sevilla, Paquita Rico, Gracia de Triana o Lola Flores, en los que aplicó su oficio de forma plana, sin la personalidad de antaño.

Después de “La Cigarra” no correría mejor fortuna el futuro cinematográfico de Imperio, que se iría agotando poco a poco tras protagonizar tres mediocres películas en su Argentina natal, dos de ellas a las órdenes de Benito Perojo, otro de los pioneros de nuestro cine. No volvería a rodar ningún título en nuestro país hasta 1960, centrando su carrera en los escenarios y las grabaciones discográficas. No obstante su brillo, ya por entonces legendario, nunca llegaría a apagarse como corresponde a esta artista única, una de las mayores estrellas que ha dado la pantalla de habla hispana y de los nombres fundamentales a la hora de abordar la historia del cine en español.

El principal interés de la película radica precisamente en su rareza y el interesante estudio que presenta a la hora de abordar la última colaboración de estrella y director. A pesar del escaso interés de la historia, la presencia de Imperio salva a la cinta de muchos de sus escollos, especialmente por su talento actoral y la impecable forma de interpretar con su voz limpia y delicada los temas incluidos en la banda sonora, entre ellos la milonga “Los ejes de mi carreta” que se convirtió desde entonces en una de las señas de identidad de su repertorio, especialmente en Latinoamérica.

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